La flexibilidad es un premio. El tema más candente sobre el que Bruselas ha estado discutiendo durante meses hasta ahora ha estado envuelto en humo. Ahora, finalmente, una definición precisa proviene de Jeroen Dijsselbloem. Según el presidente del Eurogrupo, garantizar más flexibilidad a un país significa, en primer lugar, darle más tiempo para que la ratio déficit-PIB vuelva a situarse en los límites del 3%, pero solo a cambio de las reformas estructurales necesarias para mejorar la competitividad. Flexibilidad, ha subrayado el holandés, "no significa que todo vaya bien", pero sí que hay que tener en cuenta el tiempo que tardan las reformas en surtir efecto.
En cuanto a los países que, como Italia, ya respetan el umbral del 3 % en la relación déficit/PIB -y están sujetos a la obligación de seguir reduciendo el déficit para alcanzar el equilibrio presupuestario estructural (OMP, objetivo a medio plazo)-, Dijsselbloem observó que “la OMT incluye el elemento de tiempo, el mediano plazo, así como las reformas, que requieren tiempo para surtir efecto. Cuando hacemos los cálculos para determinar la OMT de un país, tenemos que tener esto en cuenta”.
El número uno del Eurogrupo reconoció entonces la necesidad de impulsar las inversiones públicas y privadas para reiniciar el crecimiento y añadió que en algunos países “hay margen para mejorar los salarios y apoyar la recuperación de la demanda. Hemos entrado en una fase diferente de la crisis que nos obliga a centrarnos en el crecimiento, con un mix de políticas fiscales y la posibilidad de apoyar inversiones en el cumplimiento de las normas”.
