Con la votación final del Senado sobre la confianza en el Gobierno (166 a favor, 112 en contra y una abstención) la Ley de Empleo se convirtió en ley. El Gobierno dispone ya del instrumento legislativo para ejecutar los decretos de desarrollo que modificarán el Estatuto de los Trabajadores después de 40 años y dejarán sin efecto el controvertido artículo 18 sobre despidos. A partir de ahora sólo en caso de despidos discriminatorios o disciplinarios se podrá reincorporar al trabajador al puesto de trabajo. En todos los demás casos de despido, se activará la indemnización económica.
La Ley de Empleo, que es una de las reformas fundamentales del gobierno Renzi también para mejorar la imagen de Italia a nivel internacional y que es principalmente una respuesta a un mercado laboral que no funciona y que ha contribuido a llevar el desempleo italiano a niveles récord, suprime la mayoría formas generalizadas de precariedad (de cococo a cocopro), aumenta los recursos disponibles para las redes de seguridad social y establece protecciones cada vez mayores para todas las nuevas contrataciones.
Además, la nueva ley simplifica las relaciones laborales entre empleador y empleado, revisa los controles remotos pero solo en las plantas y remodula los despidos.
La minoría interna del Partido Demócrata votó a favor de la confianza, refunfuñando y afirmando que habría dado un voto favorable sólo "por sentido de la responsabilidad". Ahora el gobierno de Renzi intentará avanzar en la redacción de los decretos de aplicación.
