El gobierno se equivocó en el llamado "éxodo". El dinero ya no es suficiente: esos 5 millones de euros destinados a cubrir el abismo de la seguridad social que se abrirá en los próximos siete años ya se acabaron. El caso se refiere a todos aquellos trabajadores que -al aceptar incentivos económicos de una empresa en crisis- dimitieron pensando en jubilarse en los próximos dos años.
Con la reforma Fornero, en cambio, los éxodos ya no tendrían derecho a nada: ni trabajo, ni pensión. Para corregir lo que de inmediato pareció ser uno de los aspectos más injustos de la primera maniobra de Mario Monti, el Gobierno decidió adjudicar –con la misma Salva-Italia y luego con la Milleproroghe– fondos variables a lo largo de los años: desde 240 mil euros el próximo año hasta 300 millones en 2019, pasando por 1,2 millones en 2016.
En total, esos famosos 5 mil millones: dinero destinado a quienes dejaron sus puestos de trabajo en base a acuerdos estipulados el 4 de diciembre pasado.
Ahora, el problema es que el ejército de éxodos parece ser mucho más grande de lo esperado. El número de trabajadores que piden jubilarse bajo las reglas antiguas podría subir a 200 mil. Las primeras estimaciones, sin embargo, no fueron más allá 65 mil. Los aspirantes a jubilados solo tienen que esperar para comprender las dimensiones reales del problema.
