¿Adiós al horario de verano? Hay alguien en Estrasburgo a quien le gustaría, aunque la iniciativa, por curiosa que sea, probablemente resulte ser una boutade. El cambio de hora, que se produce dos veces al año (el último domingo de marzo cambia al horario de verano, el último domingo de octubre vuelve al horario solar), según los impulsores de la resolución que vota el jueves 8 de febrero el Parlamento Europeo, “así como incómodo también puede causar daños a la salud pública, como malestar general, cansancio e irritabilidad”.
Los promotores de la iniciativa, principalmente eurodiputados del norte y este de Europa, piden por tanto a la Comisión, de forma no vinculante, que "realice una evaluación en profundidad" de la directiva comunitaria sobre el horario de verano, que este año comenzará el domingo 25 de marzo y que objetivamente no tiene prácticamente posibilidades de ser realmente abolido. "Perturbar el reloj interno de las personas dos veces al año daña la salud", dijo la finlandesa Heidi Hautala citando decenas de estudios científicos, mientras que algunos, como la eurodiputada Anne Berber, han pedido que se deje a cada país la facultad de poder decidir cómo comportarse.
Actualmente hay alrededor de 70 países en el mundo, muchos de los cuales pertenecen a la Unión Europea pero no solo, que adoptan este sistema que pretende otorgar a los ciudadanos el mayor número de horas de luz natural posible y sobre todo que ha permitido, desde 2004 hasta hoy según las encuestas de Terna, de ahorrar 1,4 millones en consumo de electricidad, equivalente a 567 millones de kilovatios hora (el consumo eléctrico medio anual de más de 200 mil familias, o por ejemplo de toda Cerdeña), valor correspondiente a unas emisiones de CO2 a la atmósfera inferiores en 320 mil toneladas.
