El problema es bien conocido: el Congreso estadounidense debe aprobar una extensión del límite de la deuda pública, y si no lo hace, toda la maquinaria estatal se paralizará por falta de fondos. La decisión debería ser obvia, dado que la necesidad de financiamiento depende de las leyes de gastos e ingresos ya aprobadas por el Congreso. Pero la mayoría republicana en la Cámara utiliza ingeniosamente el límite de la deuda como arma de chantaje para promover los recortes de gastos que favorece.
Hay dos posibilidades para que Obama frustre esta prevaricación. La primera es la que, apoyada por algunos constitucionalistas, prevé exceder el límite pasando por encima del Congreso, con una 'Orden Ejecutiva' del Presidente. El tema es controvertido. La segunda prevé el recurso descarado, pero legal, de una ley que faculta al Tesoro a emitir monedas de platino en la denominación preferida. Entonces, técnicamente, el Tesoro de los EE. UU. podría decirle a la Casa de la Moneda que emita una moneda de platino de un billón (un billón) de dólares. y depositar el dinero en la Fed. De esta manera, al menos los bonos del gobierno propiedad de la Fed serían 'pagados' y cancelados. Por supuesto, esto es una artimaña. Pero el uso por parte de los republicanos del límite de la deuda como arma de chantaje es igualmente un artificio. Como escribió el premio Nobel Paul Krugman, entre un artificio benigno y un artificio cobarde, la elección debería ser clara.
