Luego de 17 horas de negociaciones, esta mañana fue anunció el muy discutido acuerdo entre Grecia y los acreedores para evitar el incumplimiento griego. El gobierno de Atenas se ha comprometido a aprobar las reformas solicitadas por los acreedores en muy poco tiempo, a cambio el MEDE desembolsará otros 86 millones de euros en ayudas.
El acuerdo, alcanzado esta mañana tras un largo fin de semana de negociaciones, aunque quita el fantasma del grexit, no supone sin embargo el final del culebrón griego. El camino que conduce al rescate de Atenas verá al Parlamento de Atenas comprometido en una votación de fundamental importancia. De hecho, el miércoles, el Parlamento tendrá que lanzar las primeras reformas firmadas en el acuerdo, lo que demuestra la voluntad de Atenas de volver al camino correcto. El resultado de la votación prevista para los próximos días está lejos de ser obvio. La extrema izquierda de Syriza ya ha declarado su oposición al nuevo plan de rescate aún más dura que el último proyecto de acuerdo rechazado por los griegos en el referéndum. La votación del parlamento griego podría dividir definitivamente al partido del primer ministro que se ve obligado a contar con ayuda externa para aprobar el acuerdo. No se excluye la formación de un gobierno interino de unidad nacional para aprobar el acuerdo y llevar a Grecia a elecciones en otoño.
Pero incluso después del obstáculo del voto griego, aún no habrá terminado. De hecho, entre los 27 países miembros de la Unión, al menos 7 están obligados a aprobar el acuerdo entre acreedores y Grecia por votación del parlamento nacional. Según Le Monde son Francia, Alemania, Finlandia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Austria. Además, los Países Bajos e Irlanda también podrían organizar una consulta, mientras que los parlamentos de Malta y Eslovenia también entrarían en juego, pero solo si el compromiso financiero de la UE con Atenas aumentara. Por otro lado, Italia, España, Portugal, Bélgica, Lituania, Chipre y Luxemburgo no entrarán en juego. Según una infografía de Le Monde, votarán los países más intransigentes con Grecia: en particular Alemania, Eslovaquia y Finlandia, mientras que Bélgica y Luxemburgo, considerados más complacientes con Atenas, no participarán.
