Hace seis años, Cataluña prohibió por ley, dentro de sus fronteras, todo tipo de espectáculos que impliquen "sufrimiento animal". Lo que significaba principalmente una cosa: adiós corridas de toros. Pero España no está dispuesta a renunciar a una de sus tradiciones más antiguas. El tribunal constitucional de Madrid anulará próximamente la prohibición sancionada por Barcelona. Según los jueces ibéricos, el Parlamento autonómico catalán no tiene competencia para prohibir "un bien de interés cultural nacional" del país.
La cuestión surge de un recurso presentado por 50 senadores del Partido Popular, según los cuales "la actividad taurina constituye un mercado económico de primer nivel". Por tanto, el Tribunal Constitucional español ha sido llamado a decidir y podría sancionar próximamente el regreso de las corridas de toros en Cataluña.
Por su parte, el Gobierno de Carles Puigdemont no tiene intención de ceder. Además de seguir adelante unilateralmente con el referéndum independentista, ni siquiera volverá a los espectáculos con toros: "nada cambiará, aquí no se permitirá el ensañamiento con los animales", aseguran a la Generalitat de Cataluña.
