Tras el anuncio de los resultados de las elecciones a la Asamblea Constituyente, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado que el organismo tomará medidas contra el Parlamento, la Fiscalía General, los líderes de la oposición y la prensa independiente.
El presidente de la Cámara Julio Borges resiste, hablando de "un escenario de confrontación violenta", porque la oposición no quiere ceder la sede del legislativo a la Asamblea, cuya legitimidad no reconoce. La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, también toma partido contra la Asamblea Constituyente querida por Maduro: las elecciones, dijo, fueron "una bofetada al pueblo y a su soberanía", que solo sirve para satisfacer las "ambiciones dictatoriales" de un "pequeño grupo" que quiere perpetuar "el poder absoluto en manos de una minoría".
Mientras tanto, la cifra de muertos por los enfrentamientos del domingo ascendió a 14 víctimas, incluida una niña de 15 años en San Cristóbal, en el oeste del país.
Mientras tanto, el Gobierno sigue asegurando que "reine la calma" en el país y, pese a la baja participación, ha definido las elecciones como un "éxito histórico" para el chavismo. Un llamado a la comunidad internacional fue lanzado por el líder opositor Leopoldo López, quien pide no reconocer el voto y denuncia la "brutal represión de la protesta". Los datos oficiales hablan de una participación del 41,5%, mientras que la oposición de una abstención del 87%.
“En Venezuela hay una situación que bordea la guerra civil y el régimen dictatorial. Una realidad que no vamos a reconocer: no vamos a reconocer la asamblea constituyente que quiere Maduro - dijo el primer ministro Paolo Gentiloni en entrevista con Tg5 - Recordemos que hay 130 ítalo-venezolanos en condiciones muy precarias. Nos movemos, pues, en el plano diplomático y en el de la defensa de nuestros compatriotas”.
