Es sensacional y en cierto modo inexplicable por qué Samsung, después del grave problema relacionado con el teléfono inteligente Galaxy Note 7, se enfrenta a una segunda lesión: la retirada de 2,8 millones de lavadoras muy cargados de graves defectos que han provocado varios accidentes (y 733 denuncias).
El problema ocurre durante el ciclo de centrifugado: hay cientos de casos en los que el aparato ha perdido la puerta superior. La pieza, lanzada con fuerza, golpeó a un total de nueve personas y el saldo incluye una mandíbula rota y un hombro dañado.
Samsung se ha distinguido en los últimos años por la excelencia, la innovación y la búsqueda de la calidad. Ha producido productos digitales extraordinarios, también ha revolucionado el mundo de los electrodomésticos, especialmente en lo que respecta a los grandes frigoríficos. Las lavadoras que retira del mercado se fabricaron en 32 variantes diferentes, en China y (en menor medida) en Corea del Sur y Tailandia.
La carrera por precios cada vez más competitivos en realidad ha erosionado márgenes, tiempos y ventajas competitivas. Hoy, en todas las fábricas del mundo, esta reducción mortal se ha traducido en una disminución constante de la calidad de los componentes.
Son todos, o casi todos, componentes asiáticos. Son imitaciones en gran medida poco fiables de componentes europeos de calidad. ¿Quiere precios bajos, promociones continuas, guerras feroces en las listas de precios? Los resultados son estos.
