El emperador de Japón Akihito, en un raro discurso televisado a la nación, el segundo en 27 años, planteó la posibilidad de que, por su edad, continuar con sus funciones pueda ser difícil. El discurso de Akihito, transmitido por la televisión pública NHK, es el segundo desde el comienzo de su reinado. El primero fue cinco días después del devastador tsunami del 11 de marzo de 2011, que provocó el desastre nuclear de Fukushima.
“Me preocupa la dificultad de desempeñar mis funciones como símbolo del Estado”. En un mensaje de 10 minutos que efectivamente bloqueó al país, Akihito, de 82 años, expresa sus temores sobre futuras dificultades en el ejercicio de las funciones imperiales ante una situación de incapacidad con fuertes y negativos efectos en la sociedad. Y lo hace sin mencionar nunca directamente la abdicación, cuidándose de no asumir un papel político, impropio del papel de garante y en ausencia de una legislación específica que la rija en el ordenamiento jurídico japonés. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dijo que tomaría "con seriedad" las palabras expresadas por el emperador Akihito.
