Viajó 19 kilómetros para regresar a casa con su familia en Carolina del Norte, Estados Unidos. Pensó que ya estaba a salvo y seguro, pero para Toby, el gato de siete años protagonista de esta historia, las malas aventuras aún no habían terminado. De hecho, sus dueños no solo se lo habían llevado la primera vez, dándoselo a otras personas, en un lugar desconocido, sino que a su regreso no estaban nada contentos. Y decidieron abandonar a Toby en un albergue, donde pidieron voluntarios para ponerle la inyección letal.
Una petición que indignó a quienes, en ese refugio, cuidan y salvan a tantos, demasiados, animales que son abandonados y condenados a una vida de extravío cada día. Por ello, el albergue no solo ha negado la eutanasia, sino que también ha lanzado una campaña social para darle al gato una nueva familia. “Si él está dispuesto a caminar 19 kilómetros, ¿serás capaz de caminar solo uno para salvar a miles de animales como Toby?”. es el eslogan elegido por los voluntarios para concienciar al público y publicado en Facebook en su página oficial. Y los comentarios no faltaron: “En sus ojos se ve toda la decepción por el abandono, esto me rompe el corazón”, escribe un usuario, mientras que otro agrega: “Quien lo abandonó ya no debe tener animales” y hay quien pregunta saber el nombre de la familia.
La campaña fue exitosa y llegó el final feliz para Toby: una nueva familia llegó al albergue, feliz de adoptarlo. Ahora el gato tiene dos nuevos padres humanos e incluso un hermano, otro gato. Su vida pasada es ahora solo un mal recuerdo. Y su nueva cuenta de Instagram, “un gato llamado Toby”, ya tiene más de 11 seguidores.
