“Firma para el 15 de febrero y finalización del acuerdo antes de las elecciones presidenciales de fines de abril”. Palabras de Christophe Sirugue, subsecretario de Industria francés, que efectivamente da el visto bueno a la compra, por parte del grupo italiano Fincantieri, del 66,6% del capital de Stx France, la empresa transalpina (hasta ahora controlada por los coreanos de Stx ) que gestiona las plantas históricas de Saint Nazaire, en el noroeste de Francia.
Sin embargo, el acuerdo no está exento de polémica.: los sindicatos están en pie de guerra (las obras de construcción emplean a 2.600 personas en Francia) y Arnaud Montebourg, exponente de la izquierda radical y candidato a las próximas elecciones presidenciales, ha lanzado la propuesta de nacionalización de Stx. Hipótesis rechazada de inmediato por el gobierno, que saluda la entrada de un grupo sólido como Fincantieri (que debería invertir entre 100 y 200 millones en la operación), salvo sin embargo reiterar la necesidad no solo de mantener el 33,4 % propiedad del Estado, sino también para fortalecer la "francesidad" al incluir a la empresa transalpina de construcción naval DCNS como accionista.
En definitiva, París quiere mantener una posición importante, pero no controladora: "El 33% del Estado y la participación de DCNS no llegarían en ningún caso al 50%", añadió el subsecretario del Gobierno liderado en los últimos meses de la legislatura por Bernard Cazeneuve. Sin embargo, el propio Sirigue, que visitó los astilleros la semana pasada, había tratado de tranquilizar a las autoridades locales y los sindicatos al afirmar que "la participación de Fincantieri no superará necesariamente el 50%". Un escenario poco realista en cualquier caso, dado que el otro gran competidor que inicialmente se había interesado por Stx France, la china Genting Hong Kong, retiró posteriormente su oferta.
