El jueves se cumplirán diez años desde que Skype comenzó a operar en todo el mundo. El nombre 'skype' se ha convertido en un verbo, una distinción compartida por unos pocos, como Google y Xerox. Y, sobre todo, Skype ha abolido esa 'tiranía de la distancia' que dificulta y/o encarece la comunicación. Una aportación, la de Skype, tanto más importante en un mundo en el que la inmigración, legal o ilegal, se ha vuelto cada vez más frecuente e intensa, y por tanto se han alargado las distancias entre las familias, entre los que residen en un país lejano y los que dejan hijos , cónyuges o amigos en su país de origen.
Skype, al abaratar o en muchos casos anular el coste de las conversaciones y, sobre todo, al añadir vídeo al audio, ha permitido un nivel de comunicación familiar y social antes impensable. Hoy Skype, lanzado por dos ingenieros de telecomunicaciones (uno sueco y otro danés) a finales de agosto de 2003, cuenta con 300 millones de usuarios, que utilizan dos mil millones de minutos de videollamadas cada día.
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