El caso Bini Smaghi sigue preocupando al gobierno italiano. Tras la invitación a dimitir del primer ministro Silvio Berlusconi, el titular de la Farnesina, Franco Frattini, animó también a Lorenzo Bini Smaghi a dejar el directorio en Fráncfort. El 24 de junio el Consejo Europeo dará luz verde a Mario Draghi, actual gobernador del Banco de Italia, para suceder al francés Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo. Queda un último obstáculo: un acuerdo no escrito entre gobiernos europeos exige que los ocho miembros del directorio del BCE sean cada uno de un país diferente. Italia ya tiene a Bini Smaghi y, para dar paso a Draghi, el banquero florentino tendría que dimitir. Pese a las presiones de los gobiernos de Italia, Francia y Alemania, sigue en su puesto Bini Smaghi, que solo daría paso para suceder a Draghi al frente de la vía Nazionale.
En particular, es Francia la que está preocupada por la obstinación del banquero. París no quiere quedar aislada de la sala de control de Frankfurt con la salida de Trichet y exige que Bini Smaghi se vaya para ser sustituido por un francés. El llamamiento del gobierno italiano hasta ahora ha sido en vano, recordando el precedente de 2003 con el relevo Banque de France – BCE entre Christian Noyer y Trichet. Sigue siendo difícil entender la estrategia de Bini Smaghi. Probablemente tenga garantizado un puesto en la dirección de via Nazionale, lo que le abriría la posibilidad de convertirse en gobernador en unos años. Pero el partido en torno al Palazzo Koch ya parece marcado por dos facciones enfrentadas: la línea de la opción exterior, más politizada, apreciada por Tremonti y la de la sucesión interior, querida por el establishment liberal. Para ambos bandos, Bini Smaghi no es el candidato que encabeza la lista.
