Realmente no es la hora de España. Aunque la selección nacional de fútbol acaba de convertirse en leyenda al conquistar el tercer trofeo internacional consecutivo (Eurocopa 2008-2012, Mundial 2010), el país ibérico no afronta de la mejor manera la gran cita olímpica de Londres, lo que debería al menos en La teoría sanciona esto que se viene viendo desde hace años: el gran dominio (a veces un poco sospechoso) de las Furias Rojas en cada vez más disciplinas. Suficiente para dar esperanza de un récord de medallas, para una nación que nunca ha sido realmente una atleta olímpica: ganó solo 113 medallas en los Juegos Olímpicos de Verano (contra 521 en Italia), con un máximo de 22 en la edición de Barcelona'92.
El emblema de los Juegos Olímpicos que está naciendo torcido, además de las continuas polémicas sobre el dopaje que han visto también la descalificación de uno de los deportistas simbólicos, el ciclista Alberto Contador, es la historia de Rafael Nadal, héroe nacional y abanderado designado para la ceremonia inaugural en la noche del 27. Ya en Wimbledon se entendió que no era una época muy afortunada para el tenista mallorquín, cuando sufrió una sensacional eliminación incluso en segunda ronda por parte del desconocido checo Lukas Rosol. Nadal podría haber buscado la redención en el mismo césped londinense (el torneo de tenis se juega de hecho en el club de Wimbledon), pero tuvo que renunciar por problemas físicos. Precisamente, por el rebrote de una tendinitis en la rodilla izquierda.
"No estoy en condiciones de salir al campo, es uno de los momentos mas tristes de mi vida – dijo Nadal, que evidentemente también se despide del sueño de ser abanderado -. Tengo que pensar en mis compañeros y en el bien del deporte español, no puedo ser egoísta y tengo que dejar jugar a otro compañero que esté mejor preparado y en condiciones de jugar. No podía haber momento más especial que ser el abanderado de España en la ceremonia inaugural -añadió Rafa desconsolado-, os podéis imaginar lo difícil que fue esta decisión”.
Es evidente que además del susto de encontrarse sin el abanderado designado, para España también se esfuma una medalla casi segura (Nadal es el vigente campeón olímpico). Pero por desgracia para los súbditos del Rey Juan Carlos la desgracia no quedó ahí: el número dos para el papel de abanderado fue el ciclista Samuel Sánchez, también ya oro en Pekín 2008 y puntero de la selección nacional de dos ruedas, también entre las medallas más probables. Sin embargo, Sánchez se lesionó en el Tour y también perdió.
Ahora España se aferra a marinero Iker Fernández, ex campeón en Atenas y Pekín, y nuevamente favorito en la clase 49er. Y la vela, casualmente, es precisamente el deporte que en más de un siglo de Juegos Olímpicos ha dado más satisfacciones a la Roja, con 17 medallas de las cuales 11 de oro. Con el deseo de nuevos triunfos instalados, la Armada Invencible vuelve a su primer amor.
