De la Dolce Vita a las Mil y Una Noches el paso es relativamente corto y huele a petrodólares. Roma, vía Veneto. Una sucesión infinita de Grand Hotels, carteles de marcas italianas famosas y, una isla en medio del triunfo del lujo italiano, la Embajada de los Estados Unidos. Una joya que, no muy lentamente, está poniendo sus mejores perlas a la venta para los mejores compradores. Los árabes, de hecho.
Los años cincuenta han quedado atrás y en lugar del jeque blanco de la memoria de Fellini está el sultán de Brunei, que ha acorralado el Edén en via Ludovisi. Mientras tanto, la histórica familia Polito ha vendido el Regina Baglioni al fondo soberano de Qatar, que -insaciable- está a punto de cerrar la compra del Excelsior y el Grand Hotel a los estadounidenses de Starwood.
La sombra del turbante también insiste en el grupo Boscolo, que podría colocar -según rumores recogidos por La Repubblica- el hotel de Piazza della Repubblica y el Aleph de San Nicola da Tolentino a la Autoridad de Inversiones de Abu Dabi.
Pero la invasión árabe no se trata solo de Roma. Qatar se ha hecho cargo del Grand Hotel Baglioni en Florencia y del proyecto inmobiliario Porta Nuova en Milán.
Durante mucho tiempo, Villa d'Este en Cernobbio, en el lago de Como, ha estado en la mira de los inversores de Oriente Medio. Para evitar el interés del Emir de Brunei, los accionistas en ese momento encerraron la propiedad. Para que conste, el sultán ya posee el Principe di Savoia en Milán a través del grupo Dorchester, el elegante Meurice en París y el exclusivo Plaza Athenèe, The Dorchester y 45 Park Lane en Londres, hasta Estados Unidos con el Palace en Nueva York. , el Beverly Hills en la localidad del mismo nombre y el Bel Air en Los Ángeles.
