Antioxidante, capaz de proteger la piel de los radicales libres responsables del envejecimiento; antiinflamatorio y analgésico por sus efectos antiinflamatorios sobre los tejidos y cartílagos afectados por dolores musculoesqueléticos; dotado de propiedades inmunológicas y por lo tanto una ayuda válida en la lucha contra las infecciones virales y bacterianas; depuración de toxinas capaz de garantizar el buen funcionamiento de la célula hepática y del intestino; contra el cáncer; digestivo por su probada capacidad para reequilibrar el sistema digestivo de los trastornos gástricos e intestinales protegiendo las paredes del estómago: La cúrcuma, una especia natural de origen asiático conocida desde hace siglos por sus extraordinarias propiedades curativas es una auténtica farmacia ambulante que ha conocido gran fortuna en últimos tiempos en la dieta de los italianos.
El zumaque de Sicilia (Rhus Coriaria), una especia de sabor cítrico, se obtiene de una planta originaria del sur de Europa y Oriente Medio, muy extendida en Italia en estado espontáneo. El zumaque se ha utilizado durante miles de años en la cocina y en la medicina tradicional por sus propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes.
Ni siquiera vale la pena hablar de las propiedades de la salvia, se conocen demasiadas desde tiempos inmemoriales. El nombre Salvia ya dice mucho, la raíz es la de la palabra Salvación y antes de la llegada de los modernos herbolarios, nuestros abuelos la usaban para regular el ciclo menstrual, curar heridas, calmar inflamaciones dentales, favorecer el sueño y dar alivio mental. , para eliminar hongos o bacterias, para limitar las manifestaciones del sudor, para depurar el hígado.
Abanderado de la cocina saludable, Umberto Amato ofrece a los lectores de First&Food uno de sus clásicos, un plato con un fuerte sabor a mar y tierra que desprende grandes aromas, pero que además aporta bienestar al cuerpo mediante el uso de tres hierbas medicinales. Un concepto que tendremos que tener cada vez más presente en el futuro.
ingredientes:
para los raviolis
Gramos 300 00 de harina
3 los huevos
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
150 g de pulpa de vieira
80 g de gambas rosas
Aceite de oliva virgen extra al gusto
1 diente de ajo en una camisa
1 cucharada de perejil picado
Para la salsa
1 cucharadita rasa de cúrcuma en polvo
2 hojas frescas de salvia
Cebolla picada y puesta en aceite de girasol (madurada)
50 gramos de leche entera
Zumaque
proceso
Rehogar en una sartén con el aceite de oliva virgen extra y los ajos pochados (que quitaremos al final de la cocción), la pulpa de vieira limpia y las gambas limpias a las que previamente les quitamos las tripas.
Una vez bien dorado (unos minutos), añadir el perejil fresco y dejar enfriar. Picar en trozos grandes con un cuchillo sobre una tabla de cortar para obtener un compuesto compacto.
Hacemos una lámina de pasta fresca con los huevos, la harina y el aceite, la estiramos muy fina con una máquina para hacer pasta (una máquina para estirar la masa) y con la mezcla anterior hacemos unos ravioles que herviremos al servir.
En una sartén poner dos cucharadas de aceite de cebolla madura (sin la cebolla para que no se queme),
salvia picada y cúrcuma; tostar ligeramente y detener la cocción con un cucharón de agua de la cocción de los raviolis.
Escurrimos los raviolis en la salsa que tendrá un bonito color amarillo ocre que aclararemos con la leche, llevando la salsa a la consistencia adecuada.
Sirva y espolvoree con polvo de zumaque para darle un contraste ácido al plato que contrasta con la dulzura del relleno.