Si no se liberan las plantas, Ilva cerrará la planta de Taranto. Así se lee en el comunicado de incautación entregado ayer al Ministerio Público por el presidente de la empresa, Bruno Ferrante, y su abogado, Marco De Luca.
"De continuar el embargo preventivo - dice el texto -, incluso frente al marco de autorización modificado y las evaluaciones subyacentes, realizadas por las Autoridades estrictamente competentes, la evidente insostenibilidad económico-financiera de las nuevas condiciones de operación - y del propósito de excelencia y de singularidad en el contexto europeo, que los anima- conduciría inevitablemente al cese definitivo de la actividad productiva y al cierre del polo productivo".
En la demanda, el abogado y el presidente de Ilva escriben claramente que "el nuevo marco de autorización (la revisión de la Haya por el Ministerio del Medio Ambiente que prevé nuevas y más incisivas prescripciones para la industria del acero, ed.) postula intervenciones y inversiones, incluso a corto plazo, por valores que impliquen el recurso al crédito, lo que es imposible en presencia de constantes medidas de limitación de la propiedad y gestión del establecimiento”.
En resumen, "o cesa la restricción de precaución real impuesta a la zona caliente de la planta de Ilva en Taranto, o el cumplimiento del incisivo plan de intervenciones de adaptación y el cumplimiento de los nuevos límites de emisión se vuelven, de inmediato, económicamente insostenibles".