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Europa, mercados, ratings y deuda soberana: un decálogo contra la crisis

Hay que reconocer que la crisis es sistémica y adecuar los objetivos de política económica y los instrumentos anticrisis – Controlar los CDS y emitir bonos europeos – “Salvando la libertad de los mercados pero con la aportación competitiva de los actores públicos, cuyas evaluaciones ofrecen puntos de referencia del mercado

Europa, mercados, ratings y deuda soberana: un decálogo contra la crisis

Se ha perdido demasiado tiempo primero subestimando la crisis, luego sobrestimando las posibilidades de una estrategia de salida y ahora subestimando los signos de seria impaciencia en los mercados. La frase más común es: los nudos están en casa para dormir. El riesgo es que se rompa el peine. Basta pensar que el euro se derrumbará, la confianza en la deuda pública americana y el dólar entrarán en crisis, con perspectivas de guerras cambiarias y comerciales. Los diagnósticos son claros: suma de errores, contradicciones, lagunas, retrasos. Es hora de intervenir de inmediato, sin engañarte pensando que tienes una varita mágica. En resumen, los pasos a seguir son los siguientes:

1. Reconocer que la crisis es sistémica: ya no es creíble afrontarlo con herramientas de amortiguamiento, cuyos efectos se desgastan hasta volverse contraproducentes, como las dosis masivas de liquidez introducidas por los bancos centrales, que ahora nos hacen temer la inflación.

2. Ampliar los objetivos de la política económica. Dentro de Europa, solo hay dos objetivos significativos para los mercados: la estabilidad de precios asignada al BCE y la estabilidad fiscal descentralizada a los gobiernos nacionales. Su interacción ha entrado en un círculo vicioso con la crisis: el BCE eleva las tasas de interés para combatir las expectativas inflacionarias, los cargos de interés más altos empeoran las finanzas públicas, los gobiernos se ven inducidos a aplicar un mayor rigor fiscal que frena el desarrollo y alimenta aún más la inflación a través de impuestos indirectos. Para romper esta espiral desestabilizadora es necesario ampliar y actualizar los objetivos. El ritmo de desarrollo debe anunciarse como un objetivo prioritario en este período de crisis depresiva. Esto no significa renunciar a la estabilidad monetaria y fiscal. En todo caso, el objetivo de crecimiento rompe el círculo vicioso entre los dos objetivos tradicionales a favor de una interacción estabilizadora.

3. Actualizar el objetivo de reducción de la deuda pública dentro del umbral del 60 % del PIB, establecida a mediados de los noventa, en otras condiciones de mercado y con otras perspectivas de crecimiento. El nivel promedio actual está muy por encima del 85%. Esto significa que el objetivo de la declaración tributaria debe regirse adecuándolo al contexto histórico de referencia para hacerlo más creíble en relación con el espacio fiscal a recuperar para el desarrollo y mitigar la presión especulativa sobre la sostenibilidad fiscal.

4. Establecer una agencia supranacional independiente, transparente y creíble que someta a las agencias calificadoras a un sistema de acreditación. Que son independientes, pero no son transparentes y tienen mayor influencia que su credibilidad, si se evalúan sobre la base de sus sensacionales errores del pasado. Cumplen una función de juicio crítico sobre la solvencia de las deudas públicas, lo que exige un reconocimiento institucional a la altura de la responsabilidad que asumen.

5. Establecer una agencia de calificación europea, siempre que respete los criterios de acreditación y sea independiente aunque sea emitido por el público. Puede ampliar la base de información en beneficio de los mercados, especializándose en evaluaciones de sostenibilidad a medio y largo plazo de la deuda pública y las políticas de pago relacionadas. De esta forma, se puede frenar la tendencia hacia valoraciones influenciadas por rumores y temores a corto plazo, ajenos al análisis fundamental.

6. Extender el control institucional a los mercados extrabursátiles, como CDS, de acuerdo con las normas de los mercados oficiales en materia de transparencia y credibilidad de las valoraciones y acreditación y rendición de cuentas de los operadores.

7. Prohibir o al menos limitar en el tiempo la posibilidad de venta de acciones en corto, lo que alimenta la especulación a la baja, con graves consecuencias sobre la estabilidad de las carteras financieras de los ahorradores.

8. Considere seriamente emitir bonos europeos aumentar los recursos financieros a disposición de la Comunidad Europea para intervenciones de estabilización y reequilibrio en el espacio comunitario. Esta medida va en la dirección de establecer un gobierno fiscal europeo.

9. Someter los bonos europeos a los juicios de las agencias de calificación crediticia acreditadas, principalmente por la Agencia Europea de Calificación, para permitir que el BCE los acepte como garantía de los bancos que requieren liquidez. La garantía de valores representativos de la situación de sostenibilidad fiscal europea media permitirá al BCE reducir al máximo la aceptación extraordinaria de valores de estados individuales sin tener en cuenta su calificación, como es el caso en este período de los valores portugueses.

10. En conclusión, las iniciativas para salvaguardar las evaluaciones de libre mercado deben implementarse con prontitud pero con el aporte competitivo de actores públicos cuyas evaluaciones ofrecen puntos de referencia al mercado.

Ciertamente es difícil, pero necesario para evitar un giro incontrolable de la crisis.

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