En Rumanía, la coalición de centroizquierda triunfó en las elecciones con casi el 60% de los votos. La Unión Social-Liberal (USL) del primer ministro Victor Ponta asestó así un duro golpe al centro-derecha, encabezado por el presidente Traian Basescu, que pronto tendrá que conferir la tarea de formar un nuevo gobierno.
Junto a los socialdemócratas de Ponta, la USL incluye a los liberales de Crin Antonescu, que definieron el resultado electoral como "una victoria contra el régimen de Basescu".
“Como les prometí a los rumanos durante la campaña electoral, asumo la responsabilidad de continuar al frente del gobierno de la USL – declaró Ponta frente a sus seguidores en Targu Jiu -. La orientación del gobierno que voy a encabezar será europeísta y proatlántica. Somos miembros de la Unión Europea y de la OTAN y nuestro futuro está dentro de la familia europea”.
Pero el tira y afloja con el presidente Basescu no está destinado a terminar ahí. Durante la campaña electoral, el jefe de Estado dejó claro que la posición de Ponta como primer ministro no es automática ni siquiera en caso de victoria de la USL y calificó al primer ministro de "mitómano".
Sin embargo, Ponta lanzó un llamamiento a la clase política y al presidente para que entiendan que “Rumanía necesita paz, un periodo de reconstrucción. Debemos superar la lucha política, el odio y la venganza”.
