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Cop28, un gran resultado aunque no faltan las sombras. La transición desde los fósiles, la energía nuclear y el diálogo entre Estados Unidos y China son los puntos clave

El acuerdo COP28 es un gran paso adelante incluso si hay una falta de rendición de cuentas sobre los compromisos de los países individuales y la ausencia de compromisos claros de los países más ricos para financiar la transición gradual de los países más pobres.

Cop28, un gran resultado aunque no faltan las sombras. La transición desde los fósiles, la energía nuclear y el diálogo entre Estados Unidos y China son los puntos clave

es, el de policía28, un “acuerdo histórico” como comentó triunfalmente Sultán Al Jaber? Y cómo interpretar esa transición de alejamiento, vamos. combustibles fósiles ¿Cuál reemplazó a la eliminación gradual más radical (“eliminación” pero también, de manera menos drástica, “eliminación progresiva”)? ¿Y es un paso adelante en comparación con la eliminación gradual únicamente de los fósiles no disminuidos (es decir, aquellos para los cuales no existen tecnologías que capturen sus emisiones) indicada por el G7 en abril pasado? Los exégetas de los acuerdos internacionales tienen algo con qué darse el gusto. 

Los resultados positivos de la Cop28

El vaso se puede ver medio lleno. El primer resultado notable es que en un clima internacional (político, en este caso) en el que el multilateralismo está evidentemente en crisis, la lucha contra el cambio climático sigue siendo el terreno, quizás el único, en el que los países desarrollados y los países subdesarrollados, los países democráticos y los países dirigidos por regímenes autoritarios, los países dotados de recursos energéticos y los países que no los tienen, siguen hablando entre sí. En primer lugar China y Estados Unidos. Este es un gran logro. Además, mantiene vivo en la comunidad internacional el sentimiento, por débil que sea, siempre amenazado, de que estamos unidos por un destino común y que ese destino también depende de las acciones de los gobiernos y sus diplomacias. 

También atención a la energía nuclear, cuya capacidad se espera triplicar de aquí a 2050, marca un interesante punto de inflexión: veremos si representa un primer paso para cambiar la orientación de la opinión pública en muchos países que, gracias también a una campaña mediática muy sesgada y al legado de Un activismo generalizado rechaza desde hace años el uso de esta fuente no contaminante. 

Cop28: los puntos críticos de"aEstoy de acuerdo

Pero no faltan puntos críticos. Primero, una vez más, el principio de responsabilidad sobre lo que los países implementan individualmente para combatir el cambio climático: las COP permanecen más tiempo la ubicación de los anuncios más que el lugar donde los países individuales informan sus políticas a la comunidad internacional. Por otro lado, las políticas climáticas influyen en las políticas energéticas y éstas, a su vez, influyen en el desarrollo y la seguridad nacional. Simplemente no parece un momento en el que los países individuales puedan ponerse de acuerdo exponerse al juicio de la comunidad internacional. 

Pero quizás la mayor omisión sea la ausencia de compromisos claros por los países ricos ayudar a los países más pobres en la transición energética y sustitución de combustibles fósiles para mediados de siglo. Según estimaciones de las Naciones Unidas, los países en desarrollo necesitarán al menos seis billones de dólares en financiación de aquí a 2030 para lograr este objetivo. El nuevo acuerdo COP menciona vagamente esa montaña de dinero sin entrar en detalles al respecto ¿Quién pagará y por qué?. Y el problema no es sólo la adecuación de las sumas involucradas: la cuestión fundamental de financiación climática que a menudo entra en competencia con otras necesidades de los países en desarrollo a las que se supone que deben atender estas transferencias. Gran parte del financiamiento climático está desplazando la ayuda tradicional al desarrollo, y si la trayectoria es un indicador del comportamiento futuro, una gran parte de los fondos provendrá de presupuestos que financian otras prioridades de los países en desarrollo, como salud, educación, derechos de las mujeres, construcción de infraestructura y ayuda humanitaria. 

Lo que queda, como clave interpretativa de las reuniones de la COP, es el contraste histórico entre los países que quieren seguir creciendo a un ritmo rápido -en su mayoría sin recursos energéticos- y los países que ya han alcanzado altos niveles de desarrollo.  

Cop28: la gradualidad como principio rector de la transición

La historia del desacoplamiento –es decir, que es posible combinar crecimiento y reducción de emisiones– no convence a los países más pobres y quizás con razón: la transición pasa por sustituir fuentes de alto contenido energético (densidad y potencia) por fuentes de menor contenido y encontrar nuevos equilibrios económicos con recursos renovables todavía parecen un camino incierto. En particular, la incertidumbre preocupa producción más intensiva en energía (los más necesarios para los países que necesitan desarrollar y construir infraestructuras) donde el objetivo de cero emisiones sólo podrá alcanzarse hacia 2060. Desde este punto de vista, Europa, que también ha conseguido desacoplarse, no es un precedente: la tasa de crecimiento hasta al que aspiran esos países es muy superior al europeo (y al que algunos ya consiguen pero que quieren mantener) y el tipo de desarrollo en el que deben centrarse es muy diferente (más en industrias básicas y menos en servicios).

En conclusión, en Dubai se confirma, más allá de las declaraciones, La gradualidad como principio rector de la transición.. Siendo realistas, a este ritmo, el objetivo de cero emisiones netas para 2050 parece difícil de alcanzar. En el actual marco internacional -que probablemente se mantendrá en los próximos años- sería más necesaria que nunca una política nacional (dado que la europea está prácticamente ausente) que también se centre en la adaptación al cambio climático: un debate que merecería una discusión específica y reflexiones más detalladas.

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