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Banco de Italia: colapso de los ingresos de los hogares (-4%), revisión del bienestar

La directora general adjunta Anna Maria Tarantola: "La proporción de familias pobres ha crecido" - Los ingresos cayeron un 4% entre 2008 y 2009 - Las familias han desempeñado el papel de amortiguadores sociales en los últimos años, pero ahora también su riqueza "está comenzando encogerse".

Banco de Italia: colapso de los ingresos de los hogares (-4%), revisión del bienestar

La la caída del ingreso familiar alcanzó el 4% entre 2008 y 2009, en un momento en que la crisis era aún más oscura. Anna Maria Tarantola dio la voz de alarma: "La proporción de familias pobres en función de los ingresos y la riqueza -reveló el director general adjunto del Banco de Italia- ha crecido alrededor de un punto porcentual" en general y "unos 5 puntos para las familias de jóvenes". ”. 

A finales de la primavera de 2009, unas 480 familias han "apoyado al menos a un niño conviviente que había perdido su trabajo en los doce meses anteriores". Los recursos utilizados en esta forma de apoyo familiar "procedían no sólo de los ingresos del trabajo de los padres, sino muchas veces también de los ingresos por pensiones", explicó Tarantola. Pero la riqueza de los padres, que "también desempeñó un papel importante en el apoyo a los niños, está comenzando a disminuir".

Una situación preocupante, dado que “los jóvenes ahorran poco, menos que sus padres: deberían en cambio acumular más, dado que el nivel de su pensión será presumiblemente menor". En 2009 “alrededor del 17% de las familias italianas recibieron ayuda informal de la red familiar. Este porcentaje asciende al 38% en el caso de las familias con hijos pequeños donde trabaja la madre, donde típicamente la red de apoyo está formada por abuelos que se dedican al cuidado de los nietos”.

Según Tarántula, "en ausencia de un sistema de redes de seguridad social ampliadas incluso para aquellos con antecedentes laborales intermitentes, el papel de la familia se ha vuelto esencial. Los ingresos de los padres eran en muchos casos el único sustento de los más jóvenes”. Pero hoy “debemos preguntarnos por la sostenibilidad de un modelo de bienestar en el que se encomiende a las familias la tarea de amortiguar los choques negativos que afectan los ingresos de los miembros individuales”. 

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