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Roberta Colombero: la margarina que lleva a sus "niñas" a los pastos serranos

Roberta Colombero, margara piamontesa de tercera generación, dedica su vida a la crianza de vacas. Cría unas 200 reses piamontesas, se ocupa del ordeño, la alimentación, la trashumancia y también de la producción de quesos, como el preciado Nostrale d'Alpe. Un trabajo duro pero no para ella que de niña cuando se emocionaba demasiado era puesta por su madre en el recinto de los terneros que se convertían en sus compañeros de juegos.

Roberta Colombero: la margarina que lleva a sus "niñas" a los pastos serranos

Una historia hecha de pasión y dedicación por los animales. Se llama Roberta Colombero, la jovencísima margarita piamontesa de Savigliano que ha hecho de su amor por los animales su profesión. Luego de obtener un diploma en agricultura, se mantuvo en el negocio familiar, con el que cría cerca de 200 reses piamontesas, tradición que perdura desde hace tres generaciones. “Sus niñas”, como se refiere Roberta a sus vacas, todas tienen diferente nombre y personalidad.

Pero, ¿qué es margarita? Un ganadero que completa la trashumancia, o la migración estacional de rebaños, manadas y pastores que se trasladan a los pastos (zonas montañosas o montañosas) durante la temporada de verano y luego regresan a las llanuras durante el resto del año.

La familia Colombero continúa con esta tradición pastoril que todavía pocos practican, resistiendo la gran industrialización del sector. Esto les permite ofrecer a sus clientes productos de alta calidad, aunque de nicho, sin renunciar a las tradiciones pero sobre todo al bienestar físico y mental de los animales. Las vacas lecheras piamontesas son un legado para unos pocos: sin alimento, poco heno y pasto, ordeño manual y, por lo tanto, un rendimiento limitado.

Su pasión por la naturaleza y los animales sólo podía convertirse en su trabajo. Nacida y criada en una familia de granjeros y granjeros, pasó la mayor parte de su tiempo con los animales desde temprana edad. Tanto es así que cuando se enfadó, su madre la dejó en el box junto a los terneros que con el tiempo se convirtieron en sus compañeros de juegos.

Nacida en 89, Roberta Colombero es originaria de Savigliano, en la provincia de Cuneo. Ha trabajado en varias lecherías y ranchos en América, Inglaterra e Irlanda, para profundizar sus habilidades zootécnicas y queseras. A lo largo de los años ha continuado con cursos de actualización en nuevos procesos queseros, asistiendo también al curso onaf (Organización Nacional de Catadores de Queso).

Trabajo duro que no deja mucho tiempo para la recreación. Pasa los tres meses de verano en pasto de montaña en Val Maira, una pequeña localidad por encima de Marmora a unos 2100 metros, y el resto trae los animales de vuelta a la llanura en la granja Colombero Giulio. El típico día de invierno de Roberta comienza muy temprano: se despierta antes del amanecer, luego de un copioso desayuno, inmediatamente va a ordeñar las vacas manualmente, unas cincuenta, las demás en cambio con máquinas ya que la demanda es muy grande. El ordeño manual permite obtener leche durante más tiempo, conservando todos los principios nutricionales, pero sobre todo porque crea una relación más "íntima" con el animal.

Luego continúa dando de comer a todas las vacas y limpiando los distintos establos. Luego se dedicó a temas burocráticos, como el registro bovino y la facturación electrónica. Pero el día no terminó aquí: porque según la tradición el el ordeño se realiza dos veces al día y finalmente termina el día alimentando a sus vacas nuevamente. Ella también asiste a sus niñas durante el parto y los días se vuelven aún más llenos. En verano lleva a pastar el ganado que, con sus cencerros al cuello, recuerda una antigua tradición pastoril. Por la mañana hace quesos, como toma, robiola, Nostrale d'Alpe, Castelmagno, mantequilla y yogur. El Nostrale d'Alpe es el más apreciado, un queso crudo y prensado de los pastos de montaña, elaborado con leche de vaca cruda, entera o ligeramente desnatada.

Viaja por el mundo, participa en concursos con sus vacas, en programas de televisión. Pero Roberta también logra cultivar otras pasiones: caminar, correr, montar a caballo y leer. Un trabajo agotador en el que no faltan sacrificios, pero que Roberta ha elegido, o quizás ha elegido ella.

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