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Migrantes: el acuerdo europeo es el camino correcto, pero todo es cuesta arriba. Finalmente Meloni se distancia de Orban

El Pacto Europeo sobre Migrantes quizás no tenga "significación histórica" ​​pero es un paso adelante y, más allá de sus contenidos que no son fáciles de aplicar, marca la salida del primer ministro italiano de Orban y el acercamiento a Francia y Alemania

Migrantes: el acuerdo europeo es el camino correcto, pero todo es cuesta arriba. Finalmente Meloni se distancia de Orban

Han pasado casi 40 años desde aquel encuentro organizado en 85 a las puertas de Túnez por el entonces Ministro de Trabajo Gianni De Michelis con compañeros de la ribera norte y sur del Mediterráneo. Justo allí donde el premier Melones va dos veces en una semana. La emergencia migrantes como lo conocimos más tarde en las diversas declinaciones de las crisis humanitarias en los Balcanes, las fugas masivas de Albania de la "pirámide" y las rutas más recientes de los contrabandistas de Libia y Túnez todavía estaba muy lejos. Y, sin embargo, advirtió De Michelis: "la demografía, las guerras y el cambio climático no nos darán descuentos, vendrán a nosotros de todos modos y también vendrán nadando".

   Nunca la predicción fue más precisa. El acuerdo que ahora se define como "de alcance histórico" tras tantos intentos fallidos alcanzado la otra noche en Luxemburgo en la reunión de los 27 Ministros del Interior tiene toda la ambición de pasar página en la política europea de inmigración y asilo, evitando que sea sólo los países de primera acogida que pagan el precio de una situación que ya no es tolerable, como Italia, Malta, Grecia y España.

 Migrantes: Meloni está satisfecha al alejarse de Hungría y Polonia

Satisfecha con el resultado alcanzado por la primera ministra Giorgia Meloni por la contribución italiana al acuerdo, aunque tuvo que pagar el precio político de diferenciarse por una vez de algunos países "amigos" de Visegrad como Polonia e Hungría, los únicos que votaron en contra del acuerdo. Fue ella quien había planteado un inviable bloqueo naval y centró gran parte de su estrategia de comunicación durante la campaña electoral en la lucha contra la inmigración ilegal y quien luego se vio obligada a lidiar con 55 desembarcos y sobre todo con la tragedia de Cutro.

 El ministro del Interior llorando a sí mismo, respaldada por compañeros de otros países de primera acogida, ha hecho todo lo posible para evitar que Italia se transforme en un gran centro de acogida de inmigrantes de toda Europa. De hecho, Italia ha solicitado y obtenido que el dinero de las reubicaciones perdidas fluya hacia un fondo gestionado por Bruselas para proyectos concretos sobre la "dimensión exterior".

Migrantes: el verdadero quid de la disputa

 Pero el verdadero quid de la disputa por la que el acuerdo corría el riesgo de desmoronarse debido a una disputa entre Italia y Alemania (al igual que el canciller Olaf en el Palazzo Chigi Scholz conoció a Meloni) se refería a la posibilidad de llegar a acuerdos con terceros países donde devolver a los migrantes una vez que se les haya denegado el asilo. Alemania exigió una interpretación muy estricta. Italia, con el apoyo de otros países, como los Países Bajos, ha solicitado y obtenido que los Estados miembros individuales definan el concepto de 'tercer país seguro' al que un migrante puede ser trasladado "y determinen si existe una conexión entre el solicitante y el tercer país"

En todo ello, seguirá vigente la normativa de Dublín sobre el país de primera acogida. Pero Italia y los demás Estados de primera entrada tendrán que ser mucho más rigurosos a la hora de acoger e identificar a los inmigrantes en las 24 horas siguientes a su entrada, para evitar (como ocurre hoy) que tomen trenes y se dirijan hacia Ventimiglia o el Brennero. Los Gobiernos de los Estados miembros se comprometen entonces a implementar procedimientos de examen acelerado para las solicitudes de asilo que estadísticamente tienen menos posibilidades de obtener luz verde. Todos compromisos que, conociendo bien las dificultades de la burocracia italiana, hacen que este nuevo camino emprendido por la UE sea correcto pero no exento de dificultades.

Entonces, ¿de acuerdo? Lo veremos con los meses. Por ahora nos basta con traer a casa un resultado que nos acerque a Bruselas y al resto de grandes países de la UE tras meses de desencuentros y con los nudos ligados al PNRR aún por resolver.

 Sin embargo, siempre es bueno recordar que los únicos gobiernos capaces de lograr resultados concretos en materia de políticas migratorias fueron los de a la izquierda. En 1997, durante el gobierno de Prodi, el Ministro de Relaciones Exteriores Lamberto Dini llegó a un acuerdo con su homólogo albanés que permitió a nuestra Guardia di Finanza posicionar sus vehículos frente a la bahía de Vlora y la isla de Saseno, bloqueando todas las salidas de neumáticos de goma hacia las costas italianas. Y también en 2017 (Gobierno Gentiloni) le debemos al Ministro del Interior Marco Minniti el acuerdo con los "alcaldes" libios que, frente a los generosos programas de "cooperación", bloquearon a los "contrabandistas" sobre el terreno y todas las salidas del costa libia.

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