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Lo que el Gobierno trae a casa

Con la maniobra en trámite en el Senado, el ejecutivo de Monti se gana la posibilidad de jugar un papel activo en Europa - Sin embargo, frente a la innovación que representa la reforma de las pensiones, sigue apareciendo estridente la elección de asociarla a un impuesto el de la inflación .

Lo que el Gobierno trae a casa

Mario Monti ha demostrado que se puede determinar sin dejar de escuchar, se puede modificar la propuesta sin permitir peligrosos sobresaltos. El riesgo, temido por muchos, de que continuáramos como de costumbre con un decreto entrando en la sala del tribunal de una manera y siendo reescrito de otra, con una pérdida de credibilidad que hubiera sido muy peligrosa, por no decir fatal, fue rechazado en este momento. .

El decreto, aunque con los cambios anunciados, está en trámite. ¿Qué aporta el Gobierno a casa cuando se anuncian recesión e inflación? En primer lugar, la posibilidad de jugar un papel activo en Europa, donde los problemas de gobernanza económica están lejos de resolverse, a pesar de los resultados de la reciente cumbre que aceptó las propuestas alemanas.

Existe una gran necesidad en Europa de una actividad proactiva e innovadora que pueda dar un impulso a toda la zona. Y ciertamente Mario Monti tiene las habilidades y el carisma para ejercer una influencia importante en las decisiones de la comunidad. Un segundo resultado es el de haber implementado una reforma previsional innovadora, aún en estos tiempos difíciles. El ministro Fornero debe ser reconocido por la claridad y coherencia de su propuesta aunque en los últimos días la presión de la discusión ha oscurecido la radicalidad del cambio que implica.

Es una verdadera reforma estructural. Además, las numerosas cuestiones planteadas por varias partes sobre el tema de la equidad de las pensiones y los impuestos sobre la vivienda están bien fundadas. Istat ha destacado que la maniobra puede agravar la condición de las familias en riesgo de pobreza, y esto es especialmente cierto en el caso de que el aplazamiento de la jubilación se produzca junto con la pérdida de un puesto de trabajo y cuando la tributación de la vivienda le acompañe a un modesta pensión.

No cabe duda de que son preguntas a las que el Gobierno ha hecho bien en intentar dar respuesta, aunque en la lógica de los equilibrios inalterables, a partir de la adopción del parámetro indispensable del tamaño y composición del núcleo familiar. Sin embargo, la elección de asociarlo a un impuesto, el de la inflación, del que el mismo Mario Monti se ha desvinculado reiteradamente en el pasado, sigue apareciendo estridente frente a la innovación que representa la reforma de las pensiones. Es una decisión que puede entenderse con la necesidad de recaudar caja pero que ciertamente no tiene otras justificaciones, sobre todo cuando se anuncia un aumento de la inflación junto con la recesión.

La inflación es el impuesto más injusto y, en el caso de las pensiones, afecta rentas que no tienen defensa porque se fijan de una vez por todas. Estos ingresos no pueden aumentar. Además, sus titulares tienen la capacidad de pasar la inflación a otros. No solo. La inflación promete ser amenazante tanto por los efectos del aumento de los impuestos especiales que derivó inmediatamente en un aumento del precio de los carburantes como por los que vendrán determinados por dos subidas sucesivas del IVA. Por lo tanto, habría sido apropiado identificar otros activos.

Así, una reforma, la de las pensiones, que acertadamente presentó el ministro Fornero como un cambio de época por la adopción generalizada del método contributivo, ha sido malinterpretada. La elección de este método no es sólo una forma de eliminar, en perspectiva, las muchas diferencias de trato injustificadas presentes en el sistema de pensiones, puestas de manifiesto por los sindicatos.

Es una elección que tendrá importantes consecuencias en el comportamiento de todos y en particular de los más jóvenes que deberán acostumbrarse a mirar un futuro previsional determinado por ellos mismos por el historial de cotizaciones que llevarán consigo. El cambio producido por la reforma Fornero es un fuerte impulso hacia la responsabilidad individual. Este empuje, si bien se equilibrará, como se ha dicho, con la reforma del mercado laboral y el sistema de redes de seguridad social, este es el punto, es difícil de conciliar con la opción de dejar operar las presiones inflacionarias a partir de la cual no podemos defendernos.

Por lo tanto, era muy apropiado que se buscara una forma de remediar los aspectos más problemáticos del presupuesto de pensiones. Un tercer resultado alcanzado por el Gobierno es el de haber adquirido quizás en el presupuesto el espacio para la fase 2 prevista por el Gobierno, la de las intervenciones de desarrollo. La maniobra, como todos han observado, tiene un impacto recesivo por una composición en la que domina el aumento de la tributación (dos tercios), frente a la reducción de los gastos (un tercio). En este cálculo hay que tener en cuenta el aumento de impuestos por las disposiciones de verano del gobierno de Berlusconi.

Esto nos lleva a una incidencia de casi 50 mil millones solo para 2012. Estos son los números que llevaron al Gobernador del Banco de Italia a señalar el efecto deflacionario de la maniobra como medio punto de reducción en el PIB del próximo año del Gobierno. El estancamiento que domina la economía europea y la falta de dinamismo que impera en la nuestra hacen que Confindustria pronostique un -1,6% para el próximo año. Por eso es fundamental impulsar la inversión y el crecimiento de inmediato con opciones fuertes y decididas.

Es de suponer que los mayores ingresos logrados con la maniobra contienen los recursos para la segunda fase prevista por el gobierno, la de medidas de desarrollo. Esto explicaría el énfasis de la ministra Passera en la viabilidad de inversiones sustanciales en infraestructuras y el del ministro Barca en la elección de unos pocos pero importantes proyectos para el Sur, si esto ocurre, estaremos ante el más importante de los resultados alcanzados por la Gobierno, siempre que la opción por el desarrollo esté asociada con un fuerte impulso a las liberalizaciones que siempre se prometieron pero nunca, en sustancia, se implementaron.

Según cálculos del Banco de Italia, para 2012 nos encontramos con aproximadamente 26 millones de euros de mayores ingresos (lo mismo para 2013 y 2014) y solo 7 de menores gastos. A ellos hay que sumar la mayor recaudación de 19 millones en 2012 y 36 en 2013 y 2014 ligada a la subida de impuestos por las disposiciones de verano del gobierno de Berlusconi.

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