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¿El voto en París pesará también en Italia?

Comentarios a los resultados bajo la bandera de la prudencia - Monti subraya que tanto Holanda como Sarkozy apuntan al crecimiento - Bersani satisfecho y cauteloso: el cambio ha comenzado - Centroderecha fluctuante - El sarcasmo de la dupla franco-alemana hacia Berlusconi pesa mucho el PDL – Pero Tremonti hubiera votado por el candidato socialista.

¿El voto en París pesará también en Italia?

Dibujar del resultado de primera vuelta de las elecciones francesas indicaciones claras y perentorias para qué pasará en Italia cuando se celebren las elecciones generales dentro de un año sin duda es una apuesta. Por dos razones. la primera es que los resultados reales de la votación transalpina recién se verán el 6 de mayo, dado que el resultado de la votación es extremadamente incierto, incluso si Hollande comienza en la delantera. Sin embargo, el candidato socialista tiene sólo un punto y medio de ventaja y él también tendrá que lidiar con el casi 20% que reúne la ultraderecha de Marine La Pen. La segunda razón es que, como observó Emma Bonino, en política un año "es un tiempo bíblico".

Si este es el punto de partida, es comprensible que también deba controlarse la satisfacción expresada por el líder del Partido Demócrata, Pierluigi Bersani, quien, sin embargo, en perfecta sintonía con el candidato de los socialistas franceses, subrayó que ahora "Europa puede cambiar". Pese a la cautela satisfecha de Bersani, se observa no obstante que para el Pd es una buena señal que Hollande haya conseguido contener el resultado de la izquierda más radical (Mélénchon acaba de superar el 10%) y al mismo tiempo no haya sufrido más tanto la posible competencia del candidato centrista Bayrou por debajo del 10% como actuaciones previas más significativas.

A diferencia de nosotros, donde, tras el default político del gobierno de Berlusconi, el centro es un lugar político muy concurrido., en Francia, la mayor parte del electorado moderado se reconoce en Sarkozy, pero también en Hollande, quien, a pesar de haber recibido ya apoyos para la segunda vuelta de la izquierda radical y ecologista, es acreditado por las encuestas como capaz de obtener importantes apoyos incluso en el electorado de Bayrou.

Si este esquema volviera a aparecer en Italia, significaría que no sería imposible que Bersani mantuviera una alianza con Sel, quizás con Di Pietro y, al mismo tiempo, dialogar con el centro de Casini.

Si Bersani acogió con satisfecha prudencia la ventaja de los socialistas en la primera vuelta, todavía el primer ministro, Mario Monti, se muestra más cauteloso, que se habría limitado a dejar pasar que lo importante es que tanto Hollande como Sarkozy se centren ahora en el crecimiento. Por el amor de Dios, de un gobierno que debe contar con el apoyo de todos, la cautela es imprescindible. Sin embargo, ciertamente, si Hollande gana en la próxima vuelta, el peso de las acciones de Bersani y del Pd frente al Ejecutivo aumentará. Y Monti tendrá que tener esto en cuenta.

Si se mira entonces a la derecha de las alineaciones políticas, las diferencias entre Italia y Francia son aún más significativas. Ser de hecho en Francia hay dos derechistas, el republicano de Sarkozy y el ultranacionalista y xenófobo del Frente Nacional, en Italia hasta hace poco el espacio lo ocupaba firmemente la alianza entre Berlusconi y Bossi, en el que se han reconocido y se siguen reconociendo los herederos de nuestro neofascismo (excluyendo a Fini y los finlandeses que han aterrizado en posiciones centristas). Con la excepción de la derecha de Storace, quien, a pesar de estar aliada con Berlusconi, Marine Le Pen aún permitió una visita de calidez y apoyo.

Entonces el partido de Berlusconi pesa una razonable antipatía hacia el dúo Merkel-Sarkozy, cuyas sonrisas y sarcasmos no se han olvidado de las actitudes a veces "burlescas" del ex primer ministro. Todo mientras otro exponente histórico del centroderecha italiano, el exministro de Economía Giulio Tremonti, no dudó en una entrevista televisiva en expresar palabras de agradecimiento por el programa de Hollande, al que habría dado su voto si hubiera sido elector en Francia.

Finalmente, una consideración más general. El voto francés demuestra que incluso en Europa la bipolaridad y el bipartidismo no se dan por sentados. Por supuesto, en Francia la ronda doble permite un sprint final entre dos competidores. Pero la primera vuelta de ayer mostró que había al menos cinco candidatos fuertes, representando a sus propios partidos o agrupaciones: tres (Hollande, Sarkozy y Le Pen) por encima o cerca del 20%; dos (Mélénchon y Bayrou) en torno al 10%. Las fiestas en Europa siguen siendo importantes.

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