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Resfriado: cómo protegernos con una alimentación saludable

Una dieta específica puede ayudar a nuestro cuerpo a mantener altas las defensas inmunitarias de nuestro cuerpo frente a los rigores del invierno. Niños y ancianos más expuestos al ataque de virus y bacterias. La dieta mediterránea es la mejor medicina.

Con la llegada del frío percibimos la necesidad de cambiar nuestros hábitos: preferimos vivir en lugares cerrados y calentados y nos vestimos para protegernos del frío. Asimismo para combatir el frío y resistir las bajas temperaturas, la nutrición también puede ayudar para mantener nuestro cuerpo caliente. ¿Quién de nosotros no ha probado el reconfortante beneficio de una taza de leche caliente en una gélida mañana de invierno, o una sopa de legumbres caliente en una fría tarde?

Esto sucede porque cuando bajan las temperaturas, la temperatura interna de nuestro cuerpo también disminuye. A una exposición prolongada al frío, con una temperatura corporal por debajo de los 35°C, existe el riesgo de hipotermia o congelamiento. Los riesgos aumentan si una persona está sudorosa o mojada.

En realidad, los entornos en los que vivimos (casa, escuela, oficina, automóvil, tren, etc.) a menudo están bien acondicionados, de hecho, a veces las temperaturas son muy superiores a las recomendadas, lo que provoca un desperdicio de recursos energéticos. un mayor coste económico, un mayor impacto sobre el medio ambiente y un mayor riesgo para la salud.

Entre los más expuestos se encuentran los niños y los ancianos porque su cuerpo puede ser más sensible a los cambios bruscos de temperatura que conducen a un ataque de virus y bacterias. Además, los efectos de los resfriados, la gripe y la bronquitis pueden ser más potentes, durar más y debilitar mucho el cuerpo, con el riesgo de sufrir más recaídas.

Por lo tanto, es necesario para todas las edades, pero en particular para los más jóvenes, los ancianos y los que padecen enfermedades crónicas, hacer prevención con una dieta capaz de fortalecer el sistema inmunológico para superar mejor los meses de frío.

La la dieta debe enriquecerse con alimentos que contengan buenas dosis de antioxidantes, minerales y vitaminas que aumentan las defensas del organismo, pero también un ingesta calórica adecuada para equilibrar las crecientes demandas relacionadas con la termorregulación. En la dieta anti-resfriado nunca debe faltar:

  • Vegetal, son alimentos muy ricos en nutrientes esenciales: tienen el doble de proteínas que los cereales, son una buena fuente de vitaminas (grupo B y PP), de minerales (calcio, potasio y hierro) y contienen almidón y fibra que ejercen efectos protectores frente a algunas patologías del aparato digestivo. Incluso la presencia de algunos compuestos, en el pasado considerados factores antinutricionales (inhibidores de la proteasa, lectinas, taninos, ácido fítico), ha demostrado tener efectos positivos en el organismo, si se toman en pequeñas dosis.
  • Kiwis y cítricos, frutos típicos de la temporada, son ricos en vitamina C, un excelente antioxidante que tiene acción antiinflamatoria, aumenta las defensas del organismo y lo protege de infecciones causadas por virus y bacterias. Pequeñas cantidades de vitamina C (un kiwi o una naranja) son suficientes para fortalecer el sistema inmunológico.
  • Brócoli y verduras crucíferas son verduras que crecen en esta época del año y además son ricas en vitamina C y carotenoides que estimulan el sistema inmunológico. Sustitutos válidos del brócoli son también las zanahorias, la calabaza, los tomates, las espinacas, las alcachofas, la remolacha roja, la coliflor y los pimientos, todas ellas hortalizas en las que los carotenoides se encuentran en abundancia.
  • Carne – Es bueno introducir en la dieta, sobre todo en invierno, alimentos proteicos incluida la carne (preferiblemente blanca), aunque con moderación (mejor no superar los 200 gramos por semana).
  • Frutos secos – En especial las nueces, que aportan al organismo un buen aporte de Zinc, mineral que junto al Hierro (de la carne o las legumbres) son esenciales para el organismo y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. También recomendamos el consumo de almendras y avellanas que contienen tocoferol (vitamina E), el mismo que se encuentra en el aceite de oliva virgen extra que sigue siendo el condimento preferido.
  • Selenio que encontramos en legumbres, frutos secos, vísceras, pescados y quesos, tiene una importante función antioxidante y ayuda a aumentar el sistema inmunológico mejorando la producción de anticuerpos. Su acción se potencia en asociación con la vitamina E.
  • Yogurt – Un consumo constante de probióticos reduce los casos de infección y hace que la gripe sea menos agresiva.
  • Cereales – Son una excelente fuente de energía que ayuda a calentar el cuerpo sin apelmazar y en su versión integral, así como para la importante regulación de las funciones intestinales, son aún más ricas en vitaminas del grupo B, que aumentan la resistencia al frío . Se pueden utilizar en las comidas principales, mejor aún si se asocian con legumbres para aportar buenas cantidades y calidades de aminoácidos esenciales.
  • Bebidas alcohólicas, hay mucha gente que está convencida de que estas bebidas ayudan a entrar en calor: ¡nada más falso! El alcohol es sí un vasodilatador pero su el efecto es transitoriodespués de uno sensación inicial de calor, en lugar de dejar espacio para una vasoconstricción que induce mucho frío.
  • Para mantener nuestro cuerpo bien hidratado incluso cuando tengamos menos sed, podemos tomar tés, tisanas y sopas, por supuesto una frutas y vegetales

Mirando la lista de alimentos no podemos dejar de pensar cuáles son estos una parte integral de nuestra dieta mediterránea: las legumbres, frutas, verduras, cereales y frutos secos nos permiten mantener una buena salud cuando nos ataca el primer resfriado porque estos alimentos son capaces de hacer que nuestro sistema inmunológico funcione mejor, ayudándonos a ser más resistentes.

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