Fernand Léger y muchos otros grandes artistas expuestos en París

Posicionado bajo la bandera de la amistad creativa y el espíritu de colaboración, esta exposición consiste en comparar una obra de la colección del museo con la de otro artista, pintor o escultor, con quien Fernand Léger (1881-1955) pudo, a lo largo de su carrera, entablar una relación amistosa o desarrollar una colaboración artística.

Naturalmente generoso, curioso y abierto a las innovaciones técnicas y artísticas de su siglo, Fernand Léger siempre ha estado rodeado de artistas que han influido en su enfoque como pintor. En la encrucijada de los principales movimientos de la vanguardia europea, su obra, oscilando entre la abstracción y la figuración, acompañó los grandes cambios estéticos de la primera mitad del siglo XX: hizo una contribución original a la modernidad al afirmar la libertad e independencia del espíritu y la creación del pintor.

Más allá de una relectura del itinerario de las colecciones, el Museo Nacional Fernand Léger destaca la proximidad temática y estilística entre las obras pero también las mutuas y fecundas influencias que marcaron y nutrieron a los artistas de este período.

“Vis-à-vis, Fernand Léger y sus amigos” explora los temas eminentemente clásicos de la pintura, como la representación de la figura humana, o la del paisaje, para revelar cómo los artistas modernos lo han captado para revolucionarlos mejor . En la encrucijada de todas las grandes revoluciones artísticas, La obra de Fernand Léger reúne y cruza todas las corrientes de la pintura, marcando la creación actual con su impronta visionaria.

Fernand Léger, El gran desfile sobre fondo rojo, 1953
En el siglo XIX, los pintores de la generación impresionista, especialmente Edgar Degas, luego Georges Seurat, fueron fervientes admiradores del universo circense y fueron los primeros en descubrir todo su potencial plástico: formas geométricas, colores crudos, proyecciones, panoramas luminosos e insólitos. rompen con las tradicionales líneas de fuga. Incluso artistas modernos como Georges Rouault, Pablo Picasso y el director de cine Federico Fellini han captado este tema. Para Fernand Léger es una fuente de inspiración en constante renovación y un verdadero desafío plástico: “Ser pintor y ante este espectáculo sentirme tan impotente para resolverlo en un lienzo. En La Grande Parade sobre fondo rojo, rompió con la ambición -que presidió la concepción del libro Circus en los años 1950- de trasladar el dinamismo del espectáculo a una superficie plana. Al contrario, escenifica un retrato de grupo casi estático: interrumpiendo temporalmente su desfile, una compañía nómada de acróbatas posa ante el pintor como ante el objetivo de un fotógrafo. Léger capta a todos los protagonistas emblemáticos del circo, acompañados de sus complementos: jinete, caballo, clown músicos, acróbatas. Estas figuras gráficas se destacan sobre un fondo rojo que refuerza la unidad del grupo y le da a la escena una dimensión atemporal. Léger celebra aquí un ideal de vida colectiva, familiar y cálida en la que se reflejan sus valores de compartir y solidaridad.