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Enrico Letta (Pd): mejor votar en otoño, de lo contrario se disparará el plan B para un gobierno institucional

Para el vicesecretario del Partido Demócrata, Berlusconi intenta resistir pero no logra gobernar. Si, por el contrario, no acudimos a la votación de inmediato, se necesita un gobierno institucional que implemente una maniobra que respete las restricciones acordadas por Europa y permita la reforma electoral. Para el centroizquierda, las fichas siguen en la agenda

Enrico Letta (Pd): mejor votar en otoño, de lo contrario se disparará el plan B para un gobierno institucional

“Lo mejor para el país sería el voto en otoño, aún con este gobierno y con esta ley electoral”. El vicesecretario del Pd, Enrico Letta, explica que "la verificación parlamentaria ha terminado, dándonos un Berlusconi que intenta resistir y sobrevivir, pero que prácticamente ya no es capaz de gobernar". El panorama político prácticamente se ha invertido por tres razones. La primera, explica Letta, es que “la relación directa entre el primer ministro y el pueblo ha entrado en crisis; la segunda es que, precisamente por eso, ahora está atrincherado en las liturgias parlamentarias, es decir, que se blinda de los 317 votos mayoritarios que logró sumar en la Cámara. Una mayoría que, sin embargo, logra reunir sólo con motivo de votos de confianza, cuando gracias a un largo plazo logra traer a todos los ministros y todos los subsecretarios a las salas parlamentarias. En la vida parlamentaria normal, por otro lado, la mayoría se hunde todo el tiempo. Ante todo esto, la agenda de gobierno se ha vuelto más pesada. Bloquear ya no es suficiente. Ahora hay que hacer una maniobra de 40 mil millones, hay reforma fiscal, hay política de crecimiento. Berlusconi podría abordar tal agenda en 2.008, cuando tenía una amplia mayoría y estaba de luna de miel con su electorado”.

Además, según Letta, tenemos que lidiar con un panorama de la economía internacional que es todo menos alentador. “El rescate de Grecia está lejos de ser definitivo. Pueden surgir imprevistos que impacten de manera inmediata a los países que, como el nuestro, tienen la deuda pública más alta, y que, quizás, tienen una tasa de crecimiento ahora por debajo del 1%”. Estos son los principales motivos que empujan al vicesecretario del Partido Demócrata a pronunciarse para las elecciones de otoño. Sí, pero ¿y si eso no es posible? En este caso, Letta está convencida de que hay que recurrir a un plan B. Es decir, "un Gobierno institucional que confirme los objetivos presupuestarios marcados con Europa y permita al Parlamento hacer una reforma electoral".

Esto debería “garantizar que los votantes puedan elegir a sus propios representantes ya sea con distritos uninominales o con voto preferencial; evitar el riesgo de mayorías diferentes en las dos cámaras; insertar umbrales amplios y, en todo caso, corregir la prima mayoritaria actual”. Al mismo tiempo, se deben reducir los parlamentarios y se debe apuntar a un Senado de las regiones, con representantes de segundo nivel, es decir, elegidos por los Municipios y las Regiones”. Pero, ¿qué significa gobierno institucional? El modelo para Letta, que no quiere en absoluto dar nombres sobre posibles primeros ministros, será en todo caso "el del gobierno de Ciampi". Pero ahora es el momento de la maniobra, la de los 40 mil millones. Letta observa: “El Gobierno, confirmando lo ya prometido por Tremonti, debe señalar de inmediato una hoja de ruta para reducir nuestra deuda pública, de acuerdo con lo que nos pide Europa”.

Y tal objetivo sería también el de un futuro gobierno de centro-izquierda. Porque, añade el vicesecretario del Partido Demócrata, “las grandes ausencias del discurso de Berlusconi en el Parlamento fueron las liberalizaciones, las aperturas de los mercados, que deberían ser la base de nuestro programa. No debemos malinterpretar los resultados y efectos de un referéndum específico como el del agua. Ya que no tenemos intención de extender a otros campos un sistema de publicidad en el que nos hemos basado para el agua. Las liberalizaciones y los pliegos son siempre más que actuales para nosotros". Sin embargo, las elecciones de Nápoles y Milán demuestran que la gente de centro-izquierda acoge a los candidatos con perfiles marcados.

Letta recuerda que, empezando por Merola en Bolonia y Fassino en Turín, los candidatos del Partido Demócrata han pasado muchas veces a la primera vuelta y han obtenido un favor indudable". Y luego añade que precisamente “la forma de moverse de Pisapia en Milán demuestra que el motor de la coalición alternativa a la de Berlusconi sólo puede ser el Partido Demócrata”. Naturalmente con una amplia coalición que incluye "tanto al tercer polo como a Vendola y Di Pietro". Porque los problemas a los que se enfrentará el nuevo Gobierno "no se pueden afrontar con mayorías con números apenas suficientes". En cuanto a la elección del candidato de centroizquierda a primer ministro, pasará por las elecciones primarias. Para lo cual, concluye Letta, “el Partido Demócrata ha presentado un candidato como Pierluigi Bersani, que tiene una identidad política muy marcada pero también muy unificadora”.

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