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Emergencia climática, las finanzas hacen las cuentas: riesgos colosales

El Grupo de Trabajo del Consejo de Estabilidad Financiera que evalúa el impacto financiero del cambio climático a nivel global ha publicado el documento de 2017. Evalúa los posibles daños, los riesgos para la economía e indica a las empresas algunas medidas a adoptar para contener los riesgos

No es solo Emmanuel Macron en su apoyo a las fuentes renovables. Para relanzar el tema relacionado con el cambio climático a escala global, también están los expertos de Grupo de trabajo sobre divulgaciones financieras relacionadas con el clima (TCFD). En el campo justo después de la conferencia climática de 2015, se hicieron oír con un documento para explicar los riesgos financieros relacionado con el cambio climático. Y París es siempre la plaza de donde salen estas noticias, tras las del presidente francés sobre el bloqueo de las perforaciones de gas y petróleo. El Grupo de Trabajo creado por el Consejo de Estabilidad Financiera ha publicado un texto en el que explica los riesgos para las finanzas y la industria si no se controlan las oleadas contaminantes. Consejos, y más, para advertir a los inversores de la montaña de capital de riesgo.

El cambio climático impacta en estrategias y carteras de manera tan incisiva que los 32 expertos de la organización parisina estiman el valor del riesgo climático global entre 4.200 y 43 billones de dólares. De aquí a finales de siglo. Una bifurcación ancha con muchas variables, evidentemente. 

Su trabajo duró un año y medio bajo la presidencia de Michael Bloomberg involucrando a decenas de banqueros, gerentes, compañías de seguros. Asumiendo que los riesgos climáticos pesan sobre las cadenas de suministro de energía en todo el mundo, el objetivo posterior a "París 2015" es precisamente el de salvaguardar las inversiones. Un escenario a evaluar con extrema atención es, de hecho, el aumento de las emisiones de CO2. Contaminación de ciudades y vastas áreas que se repiten cíclicamente. ¿Industrias? ¿Aglomeraciones urbanas? ¿Medios de transporte?  Un batiburrillo de agentes cuyos picos negativos desalientan a accionistas e inversores. 

Además de hacerle daño al planeta, por supuesto.  Invertir sin certeza de estrategias efectivas puede ser muy arriesgado, dice el documento TCFD.  En la base de las elaboraciones hay cuatro argumentos fuertes y todos compartibles: Gobierno corporativo; Estrategia sobre los efectos del riesgo climático; Gestión de riesgos; Métricas para sopesar peligros y oportunidades. En definitiva, indicadores suficientes para orientar elecciones de medio-largo plazo en sectores con alta volatilidad. Además, recordamos que el Grupo de Trabajo fue creado precisamente para proteger la economía mundial de las amenazas climáticas. 

Es contundente saber que a favor de las empresas más expuestas a los efectos del CO2, el documento recurre a la resiliencia, a la capacidad gerencial y gerencial de adaptarse a las condiciones del entorno en el que operan. Por supuesto, actuamos en medio de leyes y regulaciones complicadas, pero al final, los comportamientos deben prevalecer. Es fundamental contar con una adecuada gobernanza y sensibilidad. Los objetivos de contener las emisiones contaminantes al menos hasta 2030 han dado importantes resultados en los países de la UE. Las incógnitas están, sin embargo, a la orden del día y por ello los inversores son cautelosos. Las empresas que gestionan minas, centrales eléctricas y plataformas de extracción no pueden comprimir sus negocios sin enfrentarse a los riesgos climáticos.

Un aumentar el impuesto al carbono sobre el CO2, como argumenta el premio Nobel Joseph Stiglitz, es una de las posibles respuestas a la degradación y descuido del impacto ambiental de la producción. No es el único capaz de sostener inversiones, productividad y transición a fuentes renovables. Se combate el aumento de la temperatura del planeta y se perfilan con firmeza los objetivos de las Conferencias de la ONU de 2015 y 2016 (París y Marrakech). Así como el documento TCFD ya ha contado con el apoyo de Bank of America, Barclays, HSBC, ING y un centenar de empresas más que en conjunto capitalizan 11 billones de dólares. No son solo indicaciones.

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