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Crisis, cumbre con la Liga para decidir qué hacer

El ejecutivo estudia un plan de diálogo con los interlocutores sociales y las empresas, pero el cronograma no está claro. Desconocido Tremonti: el ministro no está, por el momento, entre los participantes de la mesa. Berlusconi, dispuesto a intervenir en el Parlamento, resiste y rechaza las hipótesis del remitente de un primer ministro alternativo.

Crisis, cumbre con la Liga para decidir qué hacer

La montaña de la crisis finalmente ha parido al ratoncito. Berlusconi, presionado por los interlocutores sociales y por los principales actores de la economía, dijo que estaba listo para la discusión y que ponía a disposición una mesa. O quizás todo el Parlamento, donde el propio primer ministro podría intervenir, "si es necesario". Los rumores, de fuentes ejecutivas, se persiguen desde ayer por la noche. El capullo gelatinoso dead personam, tal como la define la oposición, tal vez marque cierta claudicación, presionada por el país real, cada vez más transversalmente intolerante. Pero por el momento no hay un calendario seguro: esta noche, la presunta cumbre en Arcore entre Berlusconi y el Estado Mayor de la Lega será decisiva.

 

La hipótesis de la apertura, en los próximos días, de un enfrentamiento con los interlocutores sociales y con las fuerzas de la oposición sin embargo, se define como muy concreto. Ayer por la noche Confindustria dio su visto bueno. Los ministros competentes, Sacconi in primis, deben sentarse a la mesa del ejecutivo. No está claro si Tremonti estará involucrado, pero su nombre no aparece por el momento: su ausencia sería bizarra y no se puede descartar que el día de hoy, repleto de reuniones, sirva también para afinar este aspecto crucial.

 

Y mientras tanto, al margen de las iniciativas institucionales, el secretario del PDL, Alfano, ha dicho que está disponible para reunirse con los interlocutores sociales, hoy o mañana. Una iniciativa similar fue impulsada por Pd y Udc. También en este caso, los problemas políticos de Berlusconi hacen engorrosa la acción del Gobierno. Que parece principalmente preocupado por distinguir, dentro de su propia mayoría, amigos confiables de aquellos dispuestos, si no a traicionar, a escabullirse. Y luego está la iniciativa de una parte de la oposición (el llamado eje D'Alema-Fini-Casini) con el Tercer Polo, que eclipsa una mayoría diferente y un gobierno encabezado por un nuevo primer ministro.

 

Berlusconi, que ha evocado tramas de "poderes fuertes" en este sentido, confió que teme ser reemplazado por un hombre de la UDC (presuntamente el líder Casini) o más bien por un "técnico" como Mario Monti. Pero incluso entre los suyos hay rumores de un premier alternativo: entre las diversas hipótesis, a veces fantasiosas, han surgido los nombres de Alfano o Schifani. El Caballero, como es previsible en general, pretende resistir enérgicamente, rechazando con desdén cualquier solución "palaciosa": prefiere más bien el enfrentamiento en la sala del tribunal y el escrutinio claro de los votos.

 

Mientras tanto, la semana parlamentaria, antes del cierre estival, está salpicada de nuevos "tests de estrés" para la mayoría. Hoy comenzamos con la discusión sobre la refinanciación de las misiones italianas en el extranjero, para pasar al presupuesto interno de la Cámara. El PDL, explican luego fuentes parlamentarias, estudia cómo mejorar el "texto Calderoli" de reforma constitucional: la hipótesis imperante es pedir la unificación de las provincias y recortar otras entidades. Otro capítulo espinoso, donde interminables discusiones corren el riesgo de bloquear acciones concretas.

 

Y también está el llamado "proceso largo": mañana se ha convocado la reunión de jefes de grupo en la Cámara. Imposible, según fuentes del PDL, que la disposición llegue a la Comisión antes del parón estival, tras la disputada luz verde del Senado blindado con confianza. No se descarta que todo pueda terminar en un callejón sin salida, por las perplejidades suscitadas incluso dentro del PDL (y por el nuevo Ministro de Justicia) y por la Liga.

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