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Cavazzuti: cuatro movimientos para llevar el diferencial por debajo de 50

Cuatro propuestas para volver a poner a salvo la deuda pública sin recurrir a los activos: 1) gravar las cotizaciones a la seguridad social para reducir los costes laborales e impulsar las exportaciones y el PIB; 2) sociedad controladora de participaciones públicas locales con el cometido de enajenarlas; 3) colaboración contra la evasión bancaria con la Agencia Tributaria; 4) no a las pensiones de vejez

Cavazzuti: cuatro movimientos para llevar el diferencial por debajo de 50

En mi publicación anterior en FIRSTonline el 3 de noviembre (“¿Consolidar la deuda pública? No gracias"), recorrí la avenida de los recuerdos para sustentar la inconveniencia de adoptar políticas de gestión administrativa de la deuda pública para alargar sus vencimientos y reducir la carga de los intereses a pagar que pesa sobre el presupuesto público italiano (en 2010, 4,5 % del PIB en Italia, 2,4% en Alemania, 2,5% en Francia, 2,4% en la zona del euro excluida Italia, así como en el área de la UE nuevamente excluida Italia).

Se puede retomar la misma vía de los recuerdos (sin llegar a 1926, año de la consolidación de la deuda pública) para redescubrir ideas y sugerencias que, convenientemente adaptadas a los problemas actuales, permitan una vez más no aventurarse por el camino de la gestión administrativa de la deuda pública, sino con el único objetivo de llevar el diferencial de nuestros BTP a diez años con el Bund alemán por debajo del umbral de cincuenta puntos básicos (como lo fue entre noviembre de 1997 y julio de 2008, año en que la deuda pública pasó del 103% del año anterior al 120% actual) Valor del diferencial que, como en el pasado, colocaría la deuda pública italiana en zona de seguridad a los ojos de los mercados financieros internacionales.

Como hoy, los años 1992 y 1993 demuestran que momentos antes del precipicio, los gobiernos de turno saben tomar las medidas extraordinarias para no hundirse en el abismo. En la avenida de los recuerdos nos encontramos así con medidas eficaces, que evitaban el barranco, del tipo de las que hoy, convenientemente adaptadas al presente, podrían ser replanteadas. Pensar en:

a) la tributación de las cotizaciones a la seguridad social (en 2010 equivalente al 14 % del PIB en Italia, 17 % en Alemania, 18 % en Francia, 16 % en la zona del euro excluida Italia, 14 % en toda la zona de la UE excluida Italia) a reducir los costes laborales y dar un nuevo impulso a las exportaciones y con ellas al crecimiento del PIB. Hoy tal medida podría adoptarse sin cargas para los presupuestos públicos financiando la reducción de los costes laborales con todo lo recaudado por la reintroducción del ICI en las primeras viviendas (abandonando la sugerente hipótesis de la propiedad patrimonial para la que no disponemos de capacidad administrativa). herramientas evitan el fiasco) acompañado de una nueva subida del IVA. Como se sabe, dado que el IVA se devuelve a las exportaciones, tal maniobra equivale a una devaluación real. Es razonable que los efectos del aumento del IVA sobre los precios al consumidor se vean compensados ​​por menores costos laborales y sean más difíciles de trasladar a los precios por el estancamiento de la demanda;

b) la transformación de la época (1992) con el decreto ley de las entidades públicas económicas junto con el acuerdo Andreatta Van Miert (1993) sobre las deudas de IRI spa, sugieren que disposiciones análogas pueden extenderse al caso de sociedades propiedad de entidades locales para reducir la deuda del gobierno local (aproximadamente el 6% de la deuda bruta del gobierno general equivalente al 7% del PIB). Se trata de someter a la restricción presupuestaria a las sociedades propiedad de las administraciones locales, que hoy se ha disuelto por el hecho de que el organismo público constituye el deudor garante de última instancia y por tanto permite la pléyade de consejeros que se sientan en la CDA , cualquier tipo de riesgo moral. Por analogía con el pasado, las medidas a adoptar por decreto ley podrían ser las siguientes: 1) prohibición de la instalación de nuevos balnearios de titularidad local y obligación para los propios municipios accionistas (Regiones, Provincias y Municipios, Cámaras de Comercio, etc. . ) para conferir a un holding especial (con no más de tres directores) las acciones que posea en las sociedades participadas y las deudas relacionadas con cargo al organismo concedente, que no debe retener más del 5% del capital de la sociedad controladora por no ser, conforme al código civil, el accionista con responsabilidad ilimitada por las deudas de la propia sociedad controladora. El número de directores de las sociedades de cartera debe reducirse a tres componentes también para reducir los costos inútiles de la política; 2) las sociedades de cartera (como IRI en la década de XNUMX) tendrán que enajenar las inversiones de capital mantenidas para pagar cualquier deuda de las sociedades participadas y colocadas a su cargo. Al final del proceso, la sociedad holding debe ser puesta en liquidación (como el antiguo balneario de Iri) y el producto, deudas pagadas, transferido a la entidad local concedente con una reducción del pacto de estabilidad de la entidad local;

c) cherchez l'argent. Como nos enseñaron los jueces Falcone y Borsellino a principios de la década de XNUMX, en lugar de perseguir al criminal individual, es mejor perseguir el dinero que lleva al criminal mismo. Del mismo modo, es más fácil buscar intermediarios financieros de todo tipo para los fondos del evasor que conducen al evasor. La industria bancaria y financiera opera sobre plataformas tecnológicas que conectan a todas las instituciones en tiempo real. Bastaría informar a la Agencia Tributaria de los movimientos medios mensuales de cada cliente operado en los dos últimos años (u otro indicador construido al efecto) para verificar la adecuación de los movimientos con los ingresos declarados por el cliente. Las cuentas mantenidas en el extranjero permanecerían incomunicadas pero la devolución de capitales desde Suiza debería beneficiarse de acuerdos como los estipulados entre Suiza y otros países más atentos a contener la evasión fiscal;

d) finalmente, siguiendo el espíritu de las disposiciones gubernamentales de principios de los años XNUMX en materia de pensiones, ahora parece razonable renunciar a las pensiones de vejez con efectos beneficiosos para las finanzas públicas. Muchos ya lo han propuesto y se entienden mal las oposiciones.

Como se desprende de haber vuelto por el camino de los recuerdos, el control de la deuda pública nunca ha sido un problema técnico, sino exquisitamente político, y no requeriría ni siquiera la humillante puesta en servicio de Italia por "banderas enemigas" que, como es correcto tampoco, sirven a sus intereses en ausencia de una política comunitaria.

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