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Carne producida en el laboratorio: Coldiretti al ataque, es todo menos saludable y ecologista

La organización desmantela "Cinco "mentiras" que esconden "colosales intereses comerciales y especulativos". Estamos listos para luchar contra la carne de probeta, declara Prandini

Carne producida en el laboratorio: Coldiretti al ataque, es todo menos saludable y ecologista

Coldiretti se lanza contra la carne producida en laboratorio de la que tanto se ha hablado en los últimos tiempos. En un dossier presentado en el Foro Internacional de Agricultura y Alimentación en Villa Miani en Roma, lanza su j'accuse contra lo que se llama, con un término efectivo, Frankestein Meat, denunciando las cinco verdades tácitas que desmienten las tesis de sus partidarios.

A la "hábil estrategia de marketing" que presentaba la carne sintética como una solución para producir de forma sostenible alimentos en abundancia y alimentar a una población creciente, "ocultando los colosales intereses comerciales y especulativos asociados a ella", Coldiretrti opone sus verdades: no salva animales porque se elabora utilizando los fetos de las vacas, no salva el medio ambiente porque consume más agua y energía que muchas granjas tradicionales, no ayuda a la salud porque no hay garantía de que los químicos utilizados sean seguros para el consumo alimentario, no es accesible a todos ya que se necesita un biorreactor para hacerlo y ni siquiera es carne sino un producto sintético y de ingeniería.

La primera mentira está relacionada - explica Coldiretti - con la supuesta salubridad de la carne de probeta. La alta tasa de proliferación celular puede inducir la inestabilidad genética de las células que respaldan la posible proliferación de células cancerosas esporádicas; además, hasta el momento no tenemos garantías de que todos los productos químicos necesarios para el cultivo celular sean seguros en el contexto del consumo de alimentos. A esto hay que añadir los riesgos de deficiencia nutricional asociados a la falta de consumo de proteínas animales, bien documentados en la historia humana por una amplia literatura médica, que en particular señalan síntomas patológicos graves ya veces irreversibles para los niños.

Pero la carne de Frankenstein ni siquiera salva el medio ambiente –continúa Coldiretti– ni reduce el impacto sobre el cambio climático. Según un estudio reciente realizado por un grupo de científicos de la Oxford Martin School, los impactos ambientales del bistec sintético, que está asociado con un intenso consumo de energía, podrían conducir a un mayor calentamiento global a largo plazo. Además de esto, el proceso de producción de carne sintética requiere un consumo de agua muy superior al de muchas granjas, produciendo también enormes cantidades de moléculas químicas y orgánicas cuyos residuos son altamente contaminantes para los recursos hídricos según el Instituto Francés de Investigación Agrícola Inra.

Otra mentira es que la carne artificial elimina el sufrimiento animal. La realidad es bien distinta -revela Coldiretti-, ya que para fabricarlo se necesita suero fetal bovino para el crecimiento de alimentos en el laboratorio, un cultivo a base de células madre de ternera. Después de que una vaca madre ha sido sacrificada y descuartizada, se le extrae el útero, que contiene el feto, eligiendo solo a los mayores de tres meses, de lo contrario, el corazón es demasiado pequeño para pincharlo y no hay anestesia. ¿Tendremos en el futuro sólo granjas para utilizar fetos?

También es engañoso el uso de nombres, como "carne cultivada" para - subraya Coldiretti - construir un "percibido" que se refiere a las plantas, y por lo tanto a la tierra y la salubridad. Por el contrario, la carne sintética se produce a partir de tiras de fibra muscular, que crecen mediante la fusión de células madre embrionarias dentro de un biorreactor utilizando técnicas de ingeniería de tejidos que se han practicado durante varios años en medicina regenerativa. El producto sintético y de ingeniería es, por tanto, el resultado de un proceso de laboratorio que nada tiene que ver con el concepto de alimento.

Una mentira más es que la carne sintética puede alimentar a la población mundial -añade Coldiretti- convirtiéndose en un recurso accesible para todos. Por el contrario, es un negocio para unos pocos. La tecnología utilizada tiene altos costos de entrada y rendimientos crecientes a escala, todo lo necesario para la creación de monopolios. Vincular la producción de alimentos y su disponibilidad al encendido de un biorreactor produce la separación de los actores clave en la cadena de suministro y margina a los agricultores y consumidores en particular, aumentando las desigualdades. Las inversiones en el campo de la biología sintética han crecido mucho en los últimos años y los nombres más comprometidos son sobre todo conocidos por ser protagonistas del sector high-tech y de las nuevas finanzas mundiales, desde Bill Gates (fundador de Microsoft) hasta Eric Schmidt. (cofundador de Google), de Peter Thiel (cofundador de PayPal) a Marc Andreessen (fundador de Netscape), de Jerry Yang (cofundador de Yahoo!) a Vinod Khosla (Sun Microsystems). Solo en 2020 se recaudaron 366 millones de dólares invertidos en el sector de la carne artificial. En los últimos 5 años (2016-2020) las inversiones han crecido alrededor de un 6000%.

Con la paradoja de que estas iniciativas privadas también han recibido apoyo público como es el caso de la asignación de 2 millones de euros de fondos para la recuperación del Covid concedidos por la Unión Europea a dos empresas holandesas dedicadas a la producción de "carne" en laboratorio. de celdas in vitro, Nutreco y Mosa Meat donde también ha invertido el famoso actor estadounidense Leonardo DiCaprio, quien ciertamente no necesita el dinero de los ciudadanos europeos.

“Las mentiras de la carne de probeta confirman que detrás del alarmismo reiterado e infundado sobre la carne roja hay una precisa estrategia de las multinacionales que con hábiles operaciones de marketing pretenden modificar estilos de comida natural basados ​​en la calidad y la tradición”, dijo el presidente de la Coldiretti. Ettore Prandini subrayando que “estamos dispuestos a dar batalla porque la carne de Frankenstein es un futuro por el que no nos dejaremos comer. Sin olvidar que la actividad de crianza no solo tiene una función alimenticia sino que también tiene una relevancia social y ambiental porque cuando se cierra un establo - concluye Prandini - todo un sistema conformado por animales, prados para forraje, quesos típicos y sobre todo por personas comprometidas con luchando, a menudo durante generaciones enteras, contra la despoblación y la degradación de los territorios, especialmente en las zonas desfavorecidas".

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