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Bersani cede ante Renzi y se pone minifalda: sí a la juventud y no a D'Alema

El juvenilismo como nueva categoría política está alcanzando niveles grotescos incluso en la Pd: en lugar de enfrentar abiertamente los problemas y estrategias políticas y promover una renovación basada en nuevos contenidos, Bersani se une a Renzi y elige el atajo del registro - Una forma jesuita de decir no al ex primer ministro D'Alema

Bersani cede ante Renzi y se pone minifalda: sí a la juventud y no a D'Alema

Il juventud elevado a una nueva categoría política está alcanzando niveles grotescos incluso en el Partido Demócrata. Y en estas horas se pueden ver las últimas demostraciones pirotécnicas. Será el efecto Renzi o será la ola larga del grillismo, pero el hecho es que -en lugar de afrontar abiertamente los problemas y las estrategias políticas a partir de los cuales impulsar la renovación de la clase política y construir la Italia de los futuro - incluso una persona sensata como el secretario del Partido Demócrata, Pierluigi Bersani elige el atajo populista de juventud para decir no a la manera jesuita a la reelección del ex primer ministro Massimo D'Alema. Nunca se había visto que la selección de la clase política gobernante se hiciera no sobre la base del contenido y las habilidades personales, sino únicamente sobre la base de la oficina de registro. Sería como imaginar que los domingos un lector ya no compra "La Repubblica" porque está la editorial de Eugenio Scalfari, que es un maestro del periodismo pero tiene el error de pasar de los ochenta. Giorgio Napolitano y Mario Monti hace tiempo que entraron en la vejez y sin embargo son líderes políticos e institucionales que el mundo entero nos envidia. En la política como en la vida, la calidad no tiene edad. Sacrosanto para dar cabida a los jóvenes, pero por mérito no por la cédula de identidad. 

Déjame ser claro: arriba D'Alema ahí puede haber mil reservas políticas y personales y ese brillo en su currículum político no es todo oro. Un ejemplo sobre todo: cuando, a finales de la década de 90, se convirtió en presidente del Consejo, mostró el coraje de un león apoyando -fue el primer excomunista en asumir el cargo en el Palacio Chigi- la Expedición italiana a Kosovo y así evitar un genocidio asegurado. Pero aún hoy el apoyo que D'Alema dio a la OPA de Telecom por parte de los Colanino y sobre todo de los aventureros financieros como Gnutti que -con laapoyo del salón Mediobanca – sin embargo, endeudó a la principal compañía telefónica italiana, llevándola a la ruina debido a la enormidad de las deudas que se le arrojaron.

Pero este no es el punto: uno puede muy bien decir no a D'Alema e invitarlo a no volver a presentarse al Parlamento sino sobre la base de contenidos políticos precisos y no basado en identificación oa la antigüedad parlamentaria. Asumir la juventud como brújula política significa esconder la cabeza en la arena y temer una confrontación política real. En las elecciones anteriores tanto Walter Veltroni como Antonio Di Pietro, en búsqueda desesperada de caras nuevas, tuvo la desgracia de presentar a Calearo y Scilipoti como emblemas de renovación: ¿quieren seguir con la retórica del newismo? En este caso, Bersani piensa que poner la minifalda de la juventud o bien una forma de contrarrestar la ofensiva de los chatarreros de Renzi -otra que ciertamente no brilla por el rigor y la claridad de los contenidos políticos-, o bien frenar la presión de izquierda de Vendola, que no quiere alianzas con el centro pero pretende olvidar que su reelección como gobernador de Puglia se debe al pacto político entre D'Alema y Casini que llevó a la presentación de la lista regional de Poli Bortone, decisiva para hundir al PDL y allanar el camino para la victoria de Vendola.

En frente de confusión magmática izquierda reinante, Bersani muestra toda su debilidad como le sucedió la semana pasada cuando, en la carta de intención Pd-Sel-Psi, no tuvo el coraje de agradecer a Mario Monti por salvarnos de la quiebra para no desagradar a vendola. Ahora con D'Alema la secretaria ofrece lo peor de la jesuitismo: no le pedirá que vuelva a presentar la solicitud, pero remitirá la pregunta a la parte.

Esto no es lo que piden los ciudadanos y los votantes. De una fuerza que es candidata a gobernar el país tras los desastres de Berlusconi y la borrachera de Bossi, los italianos tienen derecho a escuchar palabras y mensajes claros: cambiar a los hombres es importante, pero la sabiduría y la previsión política son lo primero. El factor discriminante es este: cómo se pretende y con quién gobernar la Italia del futuro.

¿Es posible que la aventura política de Berlusconi no nos haya enseñado nada? Puedes ganar unas elecciones vendiendo humo, pero es difícil gobernar. Y la oficina de registro no ayuda.

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