El texto general de la reforma laboral será aprobado hoy por el Consejo de Ministros, luego el Gobierno presentará el proyecto final al Parlamento con una formulación que, como dijo Monti, debe evitar que haya “abusos”. En ese momento se producirá el enfrentamiento en el Pleno, que (en palabras del ministro Fornero) "tendrá que leer el texto, enmendarlo, aprobarlo o mandarnos a casa porque eso también es parte de la democracia". Estas palabras dejan claro que el Gobierno difícilmente recurrirá al decreto ley, que además supondría para el Partido Demócrata (y otros) enfrentarse a ese famoso “tómalo o déjalo”, ya rechazado por Bersani. El camino más probable sigue siendo el de la ley habilitante.
En la reunión de ayer, la última con los interlocutores sociales, el gobierno se ha mantenido firme en el contenido y ha rechazado cualquier posibilidad de dar marcha atrás en el artículo 18: el camino principal sigue siendo aquel por el que en caso de despido económico habrá indemnización y por tanto no será el juez quien opte entre esta hipótesis y la del reintegro. En definitiva, ningún sistema alemán, como pedía el Partido Demócrata, pero también la Cisl, la Uil y la Ugl, y sobre el que también se podría haber reabierto el enfrentamiento con la CGIL. Monti sin embargo aseguró que el gobierno evitará la posibilidad de abusos.
Si el gobierno se mantuvo firme, lo cierto es que ayer también mostró un perfil político-sindical cambiado. La CGIL parece menos aislada, dadas las nuevas solicitudes, especialmente de la CISL. Al mismo tiempo, hubo una fuerte resistencia a las conclusiones del gobierno en la base territorial de los sindicatos. En cuanto a los partidos, el Pdl insiste en el decreto ley, hasta el punto de que el propio Casini, que apoya la reforma con el tercer polo, ha invitado a todos a respetar la situación del Pd y evitar actitudes provocativas. En cuanto al Partido Demócrata, el camino sigue siendo el de la batalla parlamentaria para cambiar la reforma Monti. Al mismo tiempo, sin embargo, Bersani también ha rechazado las invitaciones de quienes, como Sel e IDV, lo invitaron a desconectar inmediatamente al gobierno. Por ahora, el camino a la batalla parlamentaria lo comparte (con distintos acentos) todo el partido, incluido Veltroni. Y mientras tanto es la Liga de Umberto Bossi la que toma partido sin peros en defensa del artículo 18. También es significativa una intervención de los obispos ante la Comisión Episcopal que afirma: el trabajador no puede ser tratado como una mercancía.
El Presidente de la República Giorgio Napolitano, que ha seguido y sigue con atención, escrúpulo y reserva institucional la evolución del asunto y ayer vio a Monti y Fornero, insistió sobre todo en un punto: salvaguardar la cohesión social.
