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Estados Unidos, precipicio fiscal: Obama empieza a ceder

El presidente ha dicho que está dispuesto a ceder mucho más de lo esperado en el frente fiscal sobre las rentas más altas - Los republicanos aprecian, pero de momento no lo consideran un paso suficiente - Sin acuerdo, en menos de dos semanas Estados Unidos Los estados caerán en el “precipicio fiscal”.

Estados Unidos, precipicio fiscal: Obama empieza a ceder

Como en las películas más clásicas de Hollywood, la bomba podía desactivarse a los pocos segundos de la explosión. Ahora que se acaba el tiempo (menos de dos semanas), demócratas y republicanos parecen finalmente cerca de un acuerdo para evitar el "precipicio fiscal", el precipicio fiscal que amenaza con enviar al PIB de 2013 de los Estados Unidos a números rojos. 

Parece que el paso atrás decisivo para destrabar la negociación lo dio Barack Obama, dispuesto a ceder mucho más de lo esperado en materia de tributación a las rentas más altas. En particular, el presidente demócrata habría garantizado a los republicanos mantener los actuales alivios en todas las categorías excepto ingresos iguales o superiores a $400 al año.

Hasta ahora Obama había dicho que estaba dispuesto a negociar hasta el umbral de los 250 dólares. Los republicanos, sin embargo, siguen rechazando cualquier contracción de los ingresos por debajo del millón.

El presidente habría concedido a sus oponentes incluso una reducción de 1.400 a 1.200 millones de la parte de aumentos de impuestos prevista por el plan decenal para la reducción del déficit federal. Pero incluso en este frente las peticiones de los republicanos son distintas: John Boehner, el principal negociador de la oposición, no pretende ir más allá el umbral de 1.000 billones por el apretón fiscal. 

En cuanto a los recortes de gastos, según Brendan Buck, portavoz de Boehner, las últimas propuestas de la administración Obama son "un paso en la dirección correcta". En breve, todavía no hay acuerdo, pero la distancia entre las dos partes se ha acortado

El “abismo fiscal” consiste en el efecto combinado de dos medidas que -sin una nueva intervención de ley- entrará en vigor automáticamente en enero. La combinación mortal es una receta tradicional para la austeridad: aumentos de impuestos (con el vencimiento de las diversas bonificaciones fiscales) y recortes de gastos (beneficios excluidos). Los efectos recesivos son inevitables: el PIB caería un 0,5% el próximo año y el desempleo volvería a estar por encima del 9% (hoy es del 7,9%).

En la práctica política, el verdadero problema es la fisura que desde enero de 2011 paraliza la acción del Congreso, dividido entre el Senado demócrata y la Cámara republicana. Un estancamiento confirmado por las últimas elecciones presidenciales.

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