“No sé si aceptaré el resultado de las elecciones: lo decidiré en el momento”. Esta respuesta (errónea) de Donald Trump le dio la victoria a Hillary Clinton en el tercer y último debate televisado antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Según la encuesta flash de CNN, el 52% de los espectadores prefirió al candidato demócrata. Incluso el Washington Post cree que Trump ha perdido la oportunidad de ponerse al día.
De poco sirvieron los argumentos del candidato republicano, que volvió a hablar de que las elecciones estaban "amañadas" porque "no se debería permitir que Hillary se presentara". El contraataque de Clinton fue uno de los más simples: "Así es como Trump denigra la democracia estadounidense". El exsecretario de Estado se hizo eco entonces de las palabras de Bernie Sanders, su contrincante en las primarias demócratas de los últimos meses, al definir a Donald como "el candidato más peligroso de la historia estadounidense".
El debate se ha vuelto aún más acalorado sobre Vladimir Putin. "Trump dice claramente esta noche que condena el espionaje ruso, la interferencia de los piratas informáticos de Moscú en esta campaña es inaceptable". No cedió, al contrario, defendió al líder ruso: “Putin ha demostrado ser más inteligente que Obama y Clinton en cada oportunidad. Prefiero llevarme bien con los rusos”. Concluyó: "Putin quiere su propio títere como presidente de los Estados Unidos".
Trump defendió el derecho a las armas, tomó partido contra el aborto y fue duro con la inmigración. Afirmó que Hillary Clinton está lista para "arrancar el feto del útero en el noveno mes". Parecía más convincente sobre el derecho de las mujeres a abortar y a tomar libremente sus propias decisiones sobre la salud: uno de los factores que, según CNN, la ayudarán entre el electorado.
Al final del debate, no hubo apretón de manos entre los dos candidatos.
