Ha ahorrado a los estadounidenses una gran cantidad de dólares (varios cientos de miles de millones) durante la última década y salvó al planeta de cantidades gigantescas de gases tóxicos (varios millones de toneladas). Sin embargo, Donald Trump ha decidido cortar gran parte de la financiación a la EPA (Environmental Protection Agency), la agencia gubernamental que desde 1992 apoya, en colaboración con empresas privadas, Energy Star, el programa de eficiencia energética para equipos eléctricos, electrónicos y construcción. Un poco como el etiquetado energético europeo (que es más estricto y más obligatorio).
Y, a pesar de ser voluntario, involucró a fabricantes estadounidenses y asiáticos e introdujo en los hogares estadounidenses electrodomésticos que consumen muchísimo menos que los de hace años y que emiten menos CO2. Pero a Donald Trump le interesa poco esto, al contrario, se considera un obstáculo para el libre mercado -sobre todo el de productos altamente contaminantes- y entonces, como declaró oficialmente, es necesario ahorrar millones de dólares para fortalecer el financiamiento. para el ministerio de defensa. Así, Trump recorta 3.200 puestos de trabajo de los 15 de la EPA, quitándose más de 2,6 millones de dólares para destinarlos a armamento.
LIBERTAD DE CONTAMINAR
La autorizada Twice comunicó con tristeza lo que muy probablemente serán los últimos premios Energy Star, el estadounidense Whirlpool, el turco Beko, las cadenas comerciales Best Buy, The Home Depot, Sears Holding y National Marketing Group, premiados por haber producido y vendido electrodomésticos de alta eficiencia. y tecnologías.
Más que premiados, podrían ser castigados porque sin esta barrera ligada a la eficiencia energética y la sostenibilidad ambiental, el mercado americano estará completamente abierto a productos de muy baja calidad, muy contaminantes y con precios muy bajos.
Alguien en la Casa Blanca ha olvidado que Energy Star y el programa europeo de etiquetado energético han funcionado durante mucho tiempo como una barrera competitiva, negando finalmente la regla económica del mal producto que ahuyenta al bueno porque es barato.
El etiquetado energético, al ahorrar el equivalente a 10-15 centrales eléctricas contaminantes de tamaño medio en los primeros 3-4 años en Europa, ha obligado incluso a los "malos" productores a adaptarse.
fuente: lacasadipaola.it
