Es cierto, probablemente el ICI de la primera casa volverá a la vida. Pero de aquí a gravar a los seres vivos que viven en la casa, el paso no es corto. Desde hace unas semanas circula la absurda noticia según la cual, para restaurar las cuentas italianas distorsionadas, el gobierno de Monti pretende imponer una muestra en la cabeza de nada menos que mascotas. Un engaño, por supuesto.
Sin embargo, el rumor se extendió por la red a una velocidad vergonzosa. Corriendo por las redes sociales ha crecido como una bola de nieve rodando por la cordillera. Y finalmente llegó la avalancha. Tranquilizados por la seguridad de los demás, indignados por la misma indignación fácil ante las fotos de caras peludas tratadas como residuos sólidos urbanos, miles de usuarios no dudaron en ponerle la etiqueta de verdad a esta historia del bar.
En realidad, ab origine, todo surge de un malentendido trivial. Los gastos ocasionados por el cuidado de los animales no serán flagelados por las autoridades fiscales, sólo entrarán a cuenta ser parte de los cien parámetros en los que se basa el contador de ingresos. En definitiva, a partir del próximo febrero se tendrá en cuenta la cantidad que gasta un contribuyente en animales para estimar su nivel de vida real. Sirve para limitar la evasión fiscal. La ley italiana protege a los animales, no los trata como "bienes de lujo" inanimados. Un cachorro no es una araña.