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Si la casa se convierte en un "restaurante casero"

En la Comisión de Actividades Productivas de la Cámara se debate un proyecto de ley para regular esta actividad - Los locales destinados a "catering a domicilio" deberán contar con los requisitos higiénico-sanitarios necesarios y los que la ejerzan deberán contar con el certificado HACCP de seguridad alimentaria.

Si la casa se convierte en un "restaurante casero"

Transformar la vivienda propia en un "restaurante hogareño" aprovechando la propia organización familiar y utilizando parte de los locales de la vivienda en la que se habita, ya sean propios o alquilados. Una “actividad innovadora que podría permitir el desarrollo de la economía en muchas regiones de nuestra península y sobre todo en las del Sur”, afirma el Excmo. Antonino Minardo, zona popular –. Es una actividad que puede ofrecer al turista, y no solo a él, un servicio típico, al mismo tiempo que potencia el patrimonio enogastronómico local, además de favorecer el desarrollo de nuevos puestos de trabajo”, insiste el parlamentario, que ha impulsado una ley para regular esta actividad. El texto se encuentra actualmente en estudio en la Comisión de Actividades Productivas de la Cámara.

Evidentemente, los locales destinados a esta actividad deberán contar con los requisitos higiénico-sanitarios necesarios, al igual que quienes operen en el sector de la restauración deberán estar en posesión del certificado HACCP de seguridad alimentaria. Pero la actividad de restaurante a domicilio no requiere el cambio de uso previsto de la vivienda: basta con informar del inicio de la actividad y luego el Municipio realizará las inspecciones. A efectos fiscales y de seguridad social, se aplica la legislación sobre actividades ocasionales.

El señor Minardo no tiene dudas: esta propuesta “representa para muchas amas de casa, pero también para muchos jóvenes, una gran oportunidad porque les permite desarrollar una actividad con inversiones mínimas que puede representar un motor para la economía y para el empleo”. .

Pero quizás no tuvo en cuenta las previsibles reacciones, críticas, resistencias y objeciones de los dueños de restaurantes, tabernas, fraschette y, en general, establecimientos de restauración pública.

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