La reducción de los costos de funcionamiento de las instituciones no representa el aspecto principal de la reforma constitucional, pero da una señal positiva en la perspectiva de un mejor uso de los recursos públicos.
En lo que respecta al Parlamento, en el nuevo Senado, los senadores ya no recibirán una asignación parlamentaria porque ya reciben una compensación como consejeros regionales o alcaldes. Incluso se reducen los gastos relacionados con aspectos logísticos y organizativos, mediante la reducción del número de senadores (de más de trescientos a alrededor de cien). Para evitar la duplicación de gastos, también se prevé la fusión de los servicios administrativos de la Cámara y el Senado.
La eliminación de las Provincias permite simplificar la arquitectura de la administración pública. Sigue siendo posible encomendar algunas funciones administrativas a órganos intermedios entre las Regiones y los Municipios, los llamados "órganos de área amplia": estos, sin embargo, no tienen ningún significado constitucional. Esto permite una mayor flexibilidad en términos de asignación de tareas y organización, también con vistas a la contención de costes. La eliminación del CNEL constituye un factor más en la reducción de los gastos de funcionamiento de las instituciones.
Anexos: La guía sencilla de la reforma constitucional de Assonime