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Pacto de la fábrica: los metalúrgicos lanzan el reto

El nuevo contrato para los trabajadores metalúrgicos presenta importantes novedades en línea con Factory 4.0: el salario de productividad y el desarrollo de la negociación empresarial, el bienestar empresarial, la formación continua - Federmeccanica y los sindicatos han allanado el camino para la renovación de las relaciones laborales: ahora le toca a Confindustria y CGIL, CISL y UIL.

Pacto de la fábrica: los metalúrgicos lanzan el reto

El período que atravesamos es escenario de fenómenos sociales, económicos y políticos ciertamente profundos, destinados a marcar decisivamente el futuro cercano en el contexto de una creciente globalización de la competencia, a pesar de los impulsos neoproteccionistas a ambos lados del Atlántico.

Incluso las actividades industriales, en sus componentes organizativos, tecnológicos y relacionales, se ven totalmente afectadas por los cambios que se están produciendo y obligadas a revisar sus lógicas y paradigmas.Hemos entrado ya en la cuarta revolución industrial.

La primera revolución industrial tuvo lugar con la introducción de la máquina de vapor y el telar mecanizado, la segunda con la producción en masa y la organización del trabajo taylorista, la tercera con la producción ajustada y sistemas altamente automatizados.

La cuarta revolución industrial, inicialmente conocida como "Industria 4.0", debe su nombre a una iniciativa de 2011 de grandes empresas y centros de investigación estadounidenses y alemanes, adoptada posteriormente por sus respectivos gobiernos (y ahora con el plan "Industria 4.0" del ministro Calenda también por el Gobierno italiano), con el objetivo de aumentar la competitividad de las industrias manufactureras y de servicios a través de la creciente integración de "sistemas ciberfísicos" (sistemas ciberfísicos o CPS) en los procesos industriales y logísticos.

En este contexto, la "Fábrica 4.0" se regirá cada vez más por un sistema en el que las máquinas inteligentes conectadas a Internet se incluirán en los trabajos realizados por los seres humanos: la cadena de montaje será sustituida por una red de máquinas que no solo producirán más y con menos errores, pero pueden modificar de manera autónoma los esquemas de producción de acuerdo a los insumos externos que reciben aunque sea remotamente, y mientras tanto mantener una alta eficiencia.

Además, aunque la "Fábrica 4.0" será cada vez más un espacio intensivo en capital, no implica la exclusión de la intervención humana: ni mucho menos.

La disponibilidad en tiempo real de grandes masas de información permitirá no solo monitorear el flujo de la demanda (ajustar los niveles de producción, reducir los tiempos de entrega, optimizar los inventarios), sino también repensar por completo los modelos de negocios.

En el centro de los flujos de comunicación que se nutren del Big Data, el Internet de las Cosas, la Nube, seguirá siendo precisamente la capacidad, la calidad y la visión de las personas: se les pedirá una aportación cada vez mayor de inteligencia y participación activa.

La importancia de los trabajadores radicará aún más en convertirse en el motor de los procesos generadores de conocimiento: serán el campo de difusión del conocimiento colectivo en el que acortar la cadena de suministro entre investigación, diseño, producción, distribución y consumo.

Nunca antes la revolución industrial, que ya es una revolución permanente, se configuró como un desafío cultural que amplía la base de conocimientos y la participación en los procesos productivos a los trabajadores, cambiando efectivamente la cultura organizacional de la división entre los que mandan y los que ejecutan. hacia la cooperación y el intercambio de "conocimientos" entre gerentes, tecnólogos y trabajadores, promoviendo en consecuencia la mejora continua y el aumento de la productividad.

En este proceso, el empoderamiento de los trabajadores y su contribución creativa se vuelven cruciales. Un sentido de responsabilidad e implicación que, si bien deben madurar naturalmente a nivel individual, no pueden, sin embargo, desarrollarse plenamente sino en un contexto de confianza garantizado por formas colectivas de participación.

En este sentido, es significativa la reciente firma del contrato de los metalúrgicos.

El nuevo CCNL para la metalmecánica, además de dar continuidad y solidez a las relaciones laborales, representa, en palabras de Fabio Storchi, presidente de Federmeccanica, un "primer y muy importante paso hacia una verdadera renovación cultural y lo hicimos junto con el sindicato ".

De hecho, el nuevo Contrato aborda aquellas áreas, anteriormente dejadas al descubierto por la negociación colectiva, que más interesan a los trabajadores y que sólo pueden desarrollarse en una lógica de relaciones participativas entre la empresa y los sindicatos.

Además de las intervenciones en materia de bienestar empresarial (asistencia sanitaria gratuita para los trabajadores y sus familias, refuerzo de las pensiones complementarias, flexibilidad de las prestaciones, simplificación y mejora de las instituciones vinculadas a la conciliación), el Acuerdo potencia sobre todo los pilares de implicación y de participación en “Fabbrica 4.0”: salarios de productividad y formación continua.

Mientras que, por un lado, se ha confirmado el papel del contrato nacional en la cobertura de la inflación, aunque ex post año tras año y ya no ex ante, por otro lado se ha reforzado el principio de que el "dinero fresco" solo puede distribuirse con el intercambio salario/productividad en la negociación empresarial, es decir, en el lugar donde se crea la riqueza.

El segundo aspecto calificativo del Contrato es el reconocimiento del derecho subjetivo de todos los trabajadores a la formación, funcional a su crecimiento cultural, que servirá en particular para recuperar el desfase de conocimientos y habilidades digitales.

Los trabajadores metalúrgicos, las empresas y los sindicatos, por lo tanto, han lanzado el desafío de la renovación de las relaciones laborales. Corresponde ahora a Confindustria y las centrales sindicales definir el "Pacto de la Fábrica" ​​que, también gracias al mencionado plan de gobierno, podría trazar finalmente el camino de la recuperación.

Nuestro país sigue siendo el segundo país fabricante de Europa, y al menos debería seguir siéndolo.

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