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JUEGOS OLÍMPICOS - Londres '48, el renacimiento después de la guerra: el mito de Settebello y la historia de... Missoni

Tras la guerra, los Juegos vuelven a arrancar desde Londres, que ya había albergado (entre las polémicas) la edición de 1908 y que ahora se prepara para organizar los 30 Juegos Olímpicos -Entre los personajes la holandesa Fanny Blanker-Koen y Emil Zatopek- Italia gana 8 oros: nace el mito de los Settebello y Ottavio Missoni, posterior fundador de la casa de moda, compite en los 400.

JUEGOS OLÍMPICOS - Londres '48, el renacimiento después de la guerra: el mito de Settebello y la historia de... Missoni

Cuarenta años antes los norteamericanos, tras recoger medallas de oro en atletismo, habían desfilado en Nueva York llevando un león, símbolo del imperio británico, atado con una correa. Fue la última muestra de desprecio hacia Gran Bretaña tras seis meses de Juegos Olímpicos en los que los yanquis sufrieron todos los agravios posibles por parte de todos los jueces ingleses.

En Londres sede de los Juegos Olímpicos por segunda vez en 1948 Americanos de Eisenhower e ingleses de Churchill están más unidos que nunca, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, los héroes que liberaron al mundo de los horrores nazis. Londres lleva las marcas de los bombardeos alemanes, las calles son escombros, pero existe el orgullo de empezar de nuevo. Y que la tecnología, que hasta hace unos meses se usaba para matar, se vierta ahora en usos civiles es motivo de optimismo.

La BBC monta lo nuevo: por primera vez en la historia de los juegos que se transmiten en toda Inglaterra por televisión. También en la medición de los tiempos, la habilidad manual da paso a cronómetros más fiables con la fotocélula situada en la línea de llegada conectada a la pistola de salida. Un gran salto respecto a 1908 aunque nada comparable a la tecnología que la capital inglesa exhibirá para sus terceros Juegos Olímpicos que comenzarán dentro de unos días. Te hace sonreír pensar en los atletas de Nueva Zelanda que en 1948 tardaron cinco semanas en navegar para llegar al Támesis. pero por el mundo que los Juegos Olímpicos, aunque se hagan a bajo precio, tienen un significado que el multimillonario y supertecnológico Londres 2012 ciertamente no tendrá. La Segunda Guerra Mundial se había saltado dos Juegos Olímpicos y el último punto de inflexión en Berlín en 1936 había sido una demostración frenética de la ideología nazi y la furia hitleriana, la trágica apoteosis de la raza superior humillada por las victorias de Jessie Owens, un estadounidense negro, el símbolo de aquellas Olimpiadas, bajo la mirada atónita del Führer.

En Londres, también fueron los primeros Juegos Olímpicos sin su fundador, el barón Pierre de Coubertin, quien había fallecido el 2 de septiembre de 1937. Cinco años después, su sucesor, el conde De Baillet-Latour, también murió con el corazón roto. A Londres '48 asisten más de 4.300, un récord, en representación de 59 países. A pesar de jugar en casa, los ingleses no pasarán de tres oros contra 56 en 1908, pero esta vez es su capacidad organizativa la que gana. La parte del león se la llevan los estadounidenses imbatibles en atletismo: en decatlón ganan el oro con Bob Mathias, un chico de 17 años que había empezado a practicar esta especialidad apenas cuatro meses antes. Será hasta la fecha el campeón olímpico más joven en la historia del atletismo masculino.

Como sucedió después de la Primera Guerra Mundial, los países agresores (Alemania y Japón) no están invitados. También están ausentes la Unión Soviética, Rumania, Bulgaria y el recién nacido Estado de Israel, que se comprometió de inmediato a defenderse y librar la guerra contra los árabes.

Del total de participantes, 468 son atletas: entre ellos se encuentra la holandesa Fanny Blanker-Koen quien será uno de los personajes simbólicos de esos juegos. Gana cuatro medallas de oro en pruebas de velocidad: 100 metros, 80 metros con vallas, 200 metros y relevo 4 x 100 m Hija recién nacida. A su regreso a Holanda, tras los Juegos Olímpicos de Londres, tendrá incluso el honor de un monumento.

Otro monumento del atletismo mundial, revelado en los juegos de Londres, es Emil Zatopek, oficial del ejército checoslovaco, que gana la medalla de plata en los 5.000 m y triunfa en los 10.000 m, obligando al plusmarquista mundial de la especialidad, el finlandés Viljo Heino, a retirarse. Zatopek se convertiría definitivamente en leyenda cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, donde derrotó a todos al ganar tres oros: en 5.000 m, 10.000 m y en maratón.

Italia, cuya participación se vio comprometida hasta el último minuto por su pasado como aliado de Hitler al estallar la guerra, desembarcó en Londres con 182 atletas. Regresará con ocho medallas de oro. En aquella olimpiada nació el mito del "settebello" con Cesare Rubini que dominará el panorama mundial del waterpolo durante mucho tiempo. Ya no tenemos un personaje como Dorando Pietri, sino un tal Ottavio Missoni que corre la final en los 400 m vallas. Finaliza sexto.

“Perdí la final, pero conquisté a mi esposa”, dice Missoni, ahora de 91 años, recordando que conoció a Rosita en Londres. Una combinación, feliz en la vida y en el trabajo, que se ha convertido en una de las marcas más famosas de la moda italiana.. Será el lanzamiento de disco que dará la mayor satisfacción a la expedición azul: incluso el oro y la plata de la competencia, un "doblete" histórico, único para el atletismo italiano. Memorable la carrera bajo la lluvia. El ganador es un veronés, Adolfo Consolini, uno de los nombres más populares en la Italia de los años XNUMX, que enfilaba el boom.

Compitiendo por el triunfo estaba otro azul, Giuseppe Tosi, que en los Juegos Olímpicos se presentó como el poseedor del récord europeo, arrebatado a Consolini. En el clan azul que saborea el triunfo hay un momento de angustia cuando un estadounidense, en el último lanzamiento, lanza el puck por encima de los 52 metros, unos centímetros más que la distancia obtenida en el segundo lanzamiento por "Dolfo": por suerte el jurado lo declara desierto. Los dos italianos suben al podio: oro para Consolini, plata para Tosi. La bandera tricolor se eleva en el asta más alta pero el himno de Mameli no arranca. ¿Por qué? Los británicos, como se sabrá más adelante, simplemente habían perdido el puck.

 

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