En estas horas de negociación sobre la gestación del gobierno, los sillones y banquillos ministeriales no son el único objeto de discordia. En el centro del choque vuelve a estar el IMU. O mejor dicho, su futuro. El PDL no solo quiere cancelar el impuesto a la primera vivienda, sino que también quiere devolver a los italianos lo pagado en 2012. Este es sin duda el capítulo más controvertido de los "ocho puntos" impuestos por el partido de Silvio Berlusconi para garantizar la participación y el apoyo para el nuevo Ejecutivo. Pero el problema es siempre el mismo: falta de recursos.
La piadosa propuesta costaría inmediatamente ocho mil millones, más otros cuatro al año a partir de 2014. Berlusconi propone financiarlo todo con un aumento del impuesto al alcohol, los juegos y el tabaco. Pero los ingresos no serían predecibles con precisión. ¿Cómo hacer entonces?
La última propuesta la hizo ayer Ignazio La Russa, quien pensó en devolver el impuesto pagado en forma de bonos del gobierno. BTP a diez años, en concreto, que repercutirían en la deuda pública y no en el déficit, evitando así superar el parámetro del 3% impuesto por Maastricht y frenéticamente satisfecho durante la última legislatura.
Para llegar a un punto de encuentro con el PDL sin comprometer el presupuesto, el primer ministro encargado, Enrico Letta, ya está trabajando en una propuesta para aligerar en parte el tan criticado impuesto. Sin embargo, el margen de maniobra corre el riesgo de no ser lo suficientemente grande para satisfacer las demandas del PDL.
Hasta ahora los demócratas han planteado la hipótesis de un aumento de la deducción básica de 200 a 500 euros, operación que costaría 2,5 millones, eximiendo al 45 % de las familias y beneficiando al 80 % de los hogares. También se habla de subir el impuesto a las viviendas de lujo.
Mientras tanto, Se acerca la cita de los italianos con la primera entrega del Imu 2013. El plazo está fijado para el 17 de junio.