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Milán, Roma y Nápoles: última llamada

En la carrera por el Scudetto o la Champions League Milán, Roma y Nápoles ya no pueden fallar, pero los desafíos de hoy son todo menos simples.

Milán, Roma y Nápoles: última llamada

Última llamada. Para el Milán, obligado a ganar en Verona (15 horas) para seguir alimentando las esperanzas del Scudetto, para el Nápoles, cuyas ambiciones de Champions pasan necesariamente por un triunfo ante el Bolonia (20.45 horas) y en parte para la Roma, incapaz de perderse el partido interno con Génova (12.30). La victoria de la Juve deja a la Lazio a una distancia segura, pero definitivamente sube el listón allí: quien quiera quedarse allí, a estas alturas, debe responder en el presente, de lo contrario corre el riesgo de ser absorbido.

“Solo miramos nuestras actuaciones y nuestros resultados, debemos estar convencidos de nuestras posibilidades, no podemos limitarnos a mirar a los demás, sería limitar –replicó Pioli-. Podemos hacerlo bien contra Verona y dar nuestra opinión, queremos ganar. Y luego el campeonato sigue siendo largo, incluso si los partidos se vuelven cada vez más pesados...". Parece haber retrocedido una semana, cuando el Diablo se preparaba para enfrentarse a Roma en un clima de gran escepticismo.

El partido fuera de casa en Verona, a la luz del paso en falso entre semana con el Udinese, llega en un escenario similar, si no fuera por dos diferencias: Hellas, a pesar de tener un índice técnico más bajo que los Giallorossi, sabe anotar puntos importantes (solo Inter y la Roma ha conseguido ganarle), además los puntos de desapego de los líderes, de 4, han pasado a 6 (7 considerando los enfrentamientos directos). Y luego el Milan del Olímpico podría contar con Ibrahimovic, Calhanoglu y Rebic, mientras que el equipo de hoy tendrá que prescindir de los tres: el croata se ha sumado a la lista de indisponibles por una inflamación de su cadera derecha.

Ecco posado Pioli pondrá la mano en todos los departamentos, desplegando un 4-2-3-1 con Donnarumma en la portería, Calabria, Kjaer, Tomori y Hernández en defensa, Tonali y Kessié en el centro del campo, Saelemaekers, Krunic y Castillejo (favorito sobre Hauge) en primera línea, Leao en ataque. Grandes ausencias también para Juric, obligado a renunciar a Kalinic, Colley, Vieira y Tameze: su 3-4-2-1 verá así a Silvestri entre los postes, Magnani, Gunter y Ceccherini en la zaga, Faraoni, Sturaro, Veloso y Lazovic en el centro del campo, Barak y Zaccagni detrás del solitario delantero Lasagna. Sin embargo, la Roma abrirá el domingo, a la espera del partido en casa ante el Génova.

Un partido que hay que ganar a toda costa, para seguir el éxito de Florencia, pero también para continuar la racha de victorias ante los llamados equipos "pequeños", que permitieron a los giallorossi aferrarse a la Champions League a pesar de sus malos marcadores en los grandes partidos. “Hemos mejorado casi en todo con respecto al año pasado, solo cambian los goles encajados – respondió Fonseca -. Ahora solo pensamos en Génova, será un partido difícil: por lo que he visto con Ballardini es un equipo muy fuerte y muy agresivo que presiona muy bien. En cualquier caso, juegas demasiado, físicamente por lo que no es humano para los jugadores…”.

El técnico señala con el dedo las ausencias ya que, una vez más, se verá obligado a reinventar la defensa, ante la descalificación de Kumbulla y la lesión de Ibáñez, pero sobre todo tendrá que renunciar a Veretout, hasta ahora el faro del mediocampo, en los boxes al menos un mes. Su 3-4-2-1 verá así a Pau López en la portería, Mancini, Cristante y Smalling en defensa, Karsdorp, Villar, Pellegrini y Spinazzola en el centro del campo, Pedro y El Shaarawy (favorito sobre Mkhitaryan) detrás del solitario delantero Borja Mayoral. Clásico 3-5-2 en cambio para Ballardini, que tras el empate en el derbi intentará conquistar el Olímpico con Perin en la portería, Masiello, Radovanovic y Criscito atrás, Zappacosta, Zajc, Badelj, Strootman y Czyborra en el centro del campo, Scamacca y Shomurodov en ataque.

Si la Roma quiere ganar, el Napoli está prácticamente obligado a hacerlo: si vuelve a fallar hoy ante el Bologna, de hecho, seguir hablando de la Champions League tendría muy poco sentido. El atrevido 3-3 de Reggio Emilia confirmó todos los límites de un equipo incapaz de avanzar, prisionero de sus propias contradicciones, tanto técnicas como temperamentales. Esta noche, sin embargo, el calendario ofrece una buena oportunidad, porque el Bologna visto en Cagliari está lejos de ser imbatible, pero no para fallar por ningún motivo: después, de hecho, los Azzurri se enfrentarán en series con Milan, Juventus y Roma, por lo que no se permiten los traspiés.

Sin embargo, el ambiente sigue viviendo al borde de un ataque de nervios, como lo confirma el exabrupto de Insigne (a favor de las cámaras) tras el 3-3 del Sassuolo, completo con dificil de interpretar "aprecio" hacia los compañeros ("que equipo de m...."). En cualquier caso, los azzurri aún no están cortados, al contrario, todavía tienen tiempo de sobra para alcanzar su objetivo en la Champions, siempre que empiecen a caminar seriamente en la dirección correcta. Gattuso, callado ante la prensa como en las últimas semanas, pierde a Bakayoko por un problema físico, pero vuelve a encontrar a Osimhen: el 4-2-3-1 vuelve así a parecerse al "típico", con Ospina en la portería, Di Lorenzo, Rrahmani, Koulibaly y Ghoulam en defensa, Fabian Ruiz y Demme en el centro del campo, Politano, Zielinski e Insigne en primera línea, Osimhen en ataque.

Mismo sistema de juego también para Mihajlovic, que responderá con Skorupski en la portería, De Silvestri, Danilo, Soumaoro y Mbaye en la zaga, Svanberg y Poli en el centro del campo, Skov Olsen, Soriano y Sansone por detrás del solitario delantero Palacio, preferido en el Barrow decepcionante en los últimos tiempos.

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