Los metalúrgicos tienen un nuevo contrato. Tras una larguísima negociación, que duró más de un año, los sindicatos han conseguido el importante resultado para una categoría que cuenta con 1,6 millones de trabajadores: el nuevo contrato rige desde enero pasado hasta junio de 2024, y prevé un incremento medio de 112 euros en la nómina para un quinto nivel y 100 para el tercero. Los tramos se desembolsarán de la siguiente forma: 25 euros en 2021, 25 euros en junio de 2022, 27 euros en junio de 2023, 35 euros en junio de 2024. No sólo eso: a los 112 euros del IPCA hay que sumar los 12 euros de incremento sobre los mínimos a partir de junio de 2020, por la ultraactividad por la estructura de la anterior CCNL, y también se confirman 200 euros anuales de prestación flexible, con la subida de Cometa (el fondo de pensiones complementario) al 2,2% a partir de 2022 para menores de 35 años.
“Fue un contrato muy difícil, quizás uno de los más difíciles de las últimas décadas – comentó el secretario general de la Fim Cisl Roberto Benaglia -, en medio de la pandemia, una crisis económica y social a la que hoy se suma la política. Sobre todo, este contrato pasará a la historia por la importante reforma del marco profesional detenida en 1973. Una reforma del marco que ordena y actualiza el sistema de clasificación, modernizando y actualizando los sistemas de evaluación de la profesionalidad de los trabajadores. Además, se realizó un trabajo importante para fortalecer toda la primera parte del contrato de relaciones laborales; derechos de información, comparación y participación; de entrenamiento; en particular de derecho subjetivo, introdujo la cláusula social en la contratación pública; y luego muy significativo e importante, el texto sobre violencia de género, y trabajo inteligente”.
“Un contrato muy importante –añade Benaglia– porque tiene como objetivo reiniciar la industria de la ingeniería recompensando el valor del trabajo. Estamos satisfechos con el importante incremento salarial que, junto con la reforma de clasificación que se espera desde hace 48 años, es el corazón de este contrato. Reconocer y remunerar el valor del trabajo es el futuro de las relaciones sindicales. Con esta renovación, la negociación vuelve a ocuparse del valor del trabajo y la profesionalidad, mirando los cambios que están afectando el trabajo y la transición tecnológica y la competencia de los trabajadores metalúrgicos. Entre las múltiples cuestiones normativas definidas en clave innovadora en este contrato, destaca una respuesta de mayor protección para el futuro de los jóvenes a través de una mayor cobertura de las pensiones complementarias”.
