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Marino Golinelli deja la presidencia de la Fundación

Deja el cargo por un sentido de responsabilidad civil y moral hacia el futuro, pero permanecerá como presidente de honor: "Para mí es un día histórico, un día de suerte" - Andrea Zanotti nuevo presidente, con Filippo Cavazzuti adjunto y Antonio Danieli director general – traumático y marcado por la continuidad” – Los nuevos acuerdos de la Fundación.

Marino Golinelli deja la presidencia de la Fundación

“Para mí es un día histórico, un día de suerte”. Marino Golinelli no deja de sorprender: la última noticia, anunciada ayer, es la renuncia a la presidencia de la Fundación que lleva su nombre y que, desde hace casi 30 años, el filántropo alimenta con ideas y dinero para ofrecer a los jóvenes las herramientas apto para afrontar el futuro. Golinelli pasa el testigo a su adjunto y mano derecha Andrea Zanotti, profesor de derecho canónico en el Alma Mater, hombre de grandes y audaces visiones. Lo que sorprende en este gesto no es tanto que un señor de 95 años pueda sentirse cansado de ocupar un puesto operativo, sino que detrás de esta elección hay nuevamente un sentimiento de generosidad y responsabilidad social. Nada impidió que el creador y financiador de una gran criatura siguiera sentado en la silla más alta hasta el final de sus días. El caso es que Golinelli da un paso "de costado", como dicen sus colaboradores que querían que fuera presidente de honor, para dejar espacio a los jóvenes, porque el tiempo está maduro para un nuevo capítulo.

Un ladrillo tras otro, Golinelli ha construido un gran edificio educativo, cultural, legal y técnico en estos 28 años. “La única fundación filantrópica anglosajona en Italia”, como le gusta repetir. En los últimos meses este edificio se ha hecho aún más alto, una torre, en la ciudad de las torres, Bolonia, para mirar más allá, donde el espacio y el tiempo se funden: de hecho, se ha inaugurado el Opificio, una ciudadela del conocimiento y el aprendizaje, donde el espacio para todas las actividades de la Fundación; Nació Opus 2065, una apuesta para proyectar a los jóvenes hacia un mundo sostenible durante los próximos 50 años; Nació Trust 2065, que garantiza la asignación de otros 30 millones donados por Golinelli a sus proyectos. En este punto, el filántropo ha cruzado metafóricamente una línea de meta.

“Soy un hombre afortunado –reitera– porque miro hacia el futuro”. Recordemos brevemente que su "fortuna" comienza en San Felice sul Panaro, en la provincia de Módena, donde a los 17 años comprende la importancia de la ciencia. En la Facultad de Farmacia, en los laboratorios de la Universidad de Bolonia, donde se gradúa, aprende, encuentra estímulos y parte de las respuestas que busca. Después de unos años, inventa Alfa Biochimici, que luego se convierte en Alfa Wassermann, finalmente en Alfasigma, la gran farmacéutica italiana con una facturación de 900 millones. La Fundación llega cuando el emprendedor ha concluido un ciclo y siente la necesidad de “devolver parte de lo que tenía a la sociedad”. Hoy este gesto sigue siendo un buen ejemplo para todos. ¿El final de la historia? Afortunadamente no. “Soy un hombre curioso –añade Golinelli– y en la medida de lo posible volveré a contribuir con mis ideas. Una fundación, como una empresa, vive y prospera cuando tiene una visión estratégica y una ética que acompaña a esta visión; cuando cuenta con el apoyo económico adecuado; cuando está bien gobernado. Hoy la Fundación Golinelli se encuentra en esta condición. Seguirá su camino, sin fecha límite y cuando nuestras start-ups empiecen a generar ingresos, tendremos más recursos para invertir en el futuro de los jóvenes”. Junto a Zanotti en la junta directiva se sientan el vicepresidente Filippo Cavazzuti, Luca De Biase, Stefano Golinelli jr, Emilio Ferarri. Un centro de toma de decisiones simplificado, para un organismo que tiene grandes ambiciones. Antonio Danieli está a cargo de la estructura. 

“Es un traspaso no traumático -subraya Zanotti- pero en plena sintonía y cariño, porque la nuestra es una sociedad basada en la estima y en una gran relación humana. Marino no puede resignarse, renuncia, como un Papa, pero sigue siendo Papa Emérito y aportará sus ideas a nuestro futuro. Sin embargo, desde un punto de vista institucional, nos encontramos en un importante punto de inflexión. Hasta hace poco, la Fundación se situaba en el apoyo al público, en una relación de subsidiariedad. Hoy ya no es suficiente. Hemos entendido que hay un problema estructural más profundo en la educación de los jóvenes, porque el mundo se mueve demasiado rápido para nuestros programas universitarios. Tienes que pensar diferente. La Fundación es una liebre y puede tomar tomas que la cámara pública no puede permitirse. La ciencia no inventa experimentando, inventa cosas nuevas imaginando otros mundos. Y queremos hacer esto. Avanzando, mirando también hacia atrás, por ejemplo a Bolonia en el 1200 que supo combinar ciencia y poesía. Las universidades no deben perseguir lugares en los rankings, deben ser más ambiciosas. Italia no puede competir con países que tienen miles de millones de habitantes, debe competir con sus mejores armas, técnica e imaginación”.

En el terreno fértil de estas ideas maduran los acuerdos de la Fundación con otros sujetos: por ejemplo el del IIT, Expert System y Nova (Sole 24 ore) para el proyecto Discovery24, que también obtuvo un préstamo de 530 mil euros de Google y el fondo dni; aquellos con el Miur, con la Universidad de Bolonia y otras universidades, y los convenios que vendrán o están en proceso de cerrarse. En resumen, el auto está funcionando, tiene combustible y rumbo. Golinelli ha cedido el asiento del conductor, quizás solo quiera disfrutar del panorama de un mundo que ha tratado de mejorar.

Clica aquí para leer la entrevista realizada por el director Franco Locatelli con Marino Golinelli.

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