El almuerzo previsto para hoy en el Palacio Grazioli, donde están convocados los altos cargos del Gobierno para una cumbre sobre la maniobra económica, será difícil de digerir. Los contrastes de la víspera no dan esperanzas de un descenso de la tensión entre las filas de la mayoría. Las indiscreciones filtradas sobre el borrador de Tremonti han desatado la ira de muchos pidiellinis contra el ministro de Economía, encabezados por el subsecretario Guido Crosetto, que definió el texto como "psiquiátrico". Incluso la Liga Norte se mostró decepcionada por el rigor intransigente del ministro, alejándose paulatinamente del que hasta ayer era un aliado clave en el equipo de Berlusconi. Resultado: hoy Tremonti probablemente ni siquiera se presentará a la reunión en la residencia romana del primer ministro. Muchos aseguran que incluso está dispuesto a amenazar con su renuncia.
Pero volvamos a las reacciones políticas a la maniobra. Ayer la secretaría federal del Carroccio emitió un juicio más que negativo sobre el texto, reiterando un rotundo no a la idea de elevar la edad de jubilación. La Liga Norte también está en contra de los recortes que afectarían a los municipios: "insostenibles", según los alcaldes del Norte, que se definen como "al límite de la resistencia". Y el ministro del Interior, Roberto Maroni, lo tiene claro: "En función de las respuestas que obtengamos o no de Berlusconi, decidiremos qué hacer el jueves en el Consejo de Ministros sobre la maniobra". Incluso el líder del PDL en la Cámara, Fabrizio Cicchitto, aunque en un tono diferente al de Crosetto, pidió conocer en detalle la articulación de la disposición para evaluar "la calidad y no solo la cantidad".
De la oposición, sin embargo, sin duda. El secretario del Pd Pierluigi Bersani pide el voto y devuelve al remitente la petición de diálogo con la oposición realizada por Berlusconi: "No tenemos un Gobierno capaz de gobernar y me temo que los mercados también lo percibirán. Este es un problema grave para Italia. No aceptamos dictados ni que se vuelva a ver afectado el bienestar y el trabajo”. En cambio, el líder de la UDC, Pier Ferdinando Casini, quisiera un "gobierno de emergencia". En cuanto a Berlusconi, después de haber defendido al Gobierno el domingo en la web de Promotores de la Libertad (la mayoría son "fuertes y cohesionados"), ayer prefirió guardar silencio, pero parece que hubo algunas llamadas fogosas con Tremonti.
El primer ministro supuestamente se quejó de que el jefe de economía aún no ha mostrado números y tarjetas a sus colegas. Por eso, esta noche, a las 18.45 horas, tendrá lugar en el Palacio Chigi una reunión del preconsejo con todos los ministros, durante la cual Tremonti ilustrará el contenido de la maniobra. Habría pleno acuerdo sobre el tamaño global de la provisión (más de 40 millones de euros), según se sabe de fuentes parlamentarias. Pero la hora de la verdad será hoy a la hora de comer. El Caballero se ve obligado a reparar las divisiones entre sus aliados sin dar demasiados pasos hacia atrás.
