“En 2008 me fui de Benetton con 155 millones de euros de activo y vuelvo con 81 millones de pasivo en 2016. Para mí es un dolor intolerable. Así que estoy de vuelta en la cancha como estaba entonces, con mi hermana Giuliana, quien comenzó a hacer suéteres nuevamente a la edad de 80 años. Y con Oliviero Toscani” para colorear el mundo. Es un furioso Luciano Benetton quien hoy, en una larga entrevista con Repubblica, anunció su regreso al campo. Para salvar y relanzar Benetton, la empresa que alguna vez fue líder de los suéteres de colores Made in Italy.
“Nos derrotamos a nosotros mismos. Nuestras tiendas, que eran pozos de luz, se han vuelto oscuras y tristes”, pero el pecado más grave fue “haber dejado de hacer suéteres: es como si hubieran cortado el agua de un acueducto”. El análisis de Luciano Benetton, que tiene para familiares y directivos, es despiadado. El relevo generacional no funcionó pero tampoco la elección de los directivos que fueron llamados a gestionar la indumentaria de Benetton: "Dejé primero a mi hijo Alessandro, el segundo hijo, que pronto -explica Luciano- dio dos pasos atrás. Y la empresa se encomendó a los gerentes: despedimos a alguien y otro entendió y se fue. Otros lo entenderán".
En Benetton, "se han cometido errores inteligibles a lo largo de los años, pero -añade Luciano- no siento la culpa, siento la ira". ¿Cómo reiniciar? Volviendo a su trabajo de producir y realzar hermosos suéteres de colores con la ayuda de la imaginación creativa de Olivero Toscani.
Pero los sacrificios serán inevitables. “Tenemos que aligerar la empresa y los errores de gestión pesan más que el coste de personal”. Por otro lado, “estamos preparando un nuevo producto, rehacemos las tiendas, estudiamos los colores y nos reorganizamos”. Buena suerte, Benetton.
