Un ambiente de tensión y desorden se suscitó anoche en Egipto cuando el antiguo rais, Hosni Mubarak, se dio por "clínicamente muerto". Fue transportado de la cárcel de Tora al Hospital Militar de Maadi después de sufrir un ataque al corazón y luego un derrame cerebral. La salud de Mubarak había empeorado incluso antes: en abril de 2011 fue hospitalizado por problemas cardíacos.
El anuncio de su muerte presunta ha sido contradicho por varias fuentes. El abogado de Mubarak, Fareed El Deep, destacó que “le dieron medicamentos para restaurar el daño del derrame cerebral, y se le aplicaron electroshocks y RCP (reanimación) para devolverlo a la vida. No está muerto como se informó". También se comunicó por parte del Tribunal Supremo de las Fuerzas Militares de Egipto que Mubarak no está muerto, pero que se encuentra en "estado crítico".
El expresidente fue condenado por la corte de El Cairo el 2 de junio por permitir el asesinato de 846 manifestantes dentro de la plaza Tahrir en enero de 2011. Actualmente, han surgido dudas y sospechas sobre las intenciones de las fuerzas militares de Egipto, que no han cambiado el sistema de seguridad en el hospital Maadi a la entrada de Mubarak, y sobre la motivación detrás del anuncio de su "muerte clínica". Los habitantes que ocupan la plaza Tahrir siempre permanecen en la oscuridad y todo el asunto se ha convertido en un misterio internacional.
